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Mi primer pensamiento al verlo tan débil sobre el suelo, fue dejarlo morir e increíblemente lo estaba haciendo, cerré la puerta de inmediato y me volví a sentar en la cama, no moví absolutamente nada, todo lo dejé igual, mi cuerpo tiembla y la culpa pesa sobre mi cabeza, estoy impaciente y siento que ya no puedo más. Tal vez es porque después de todo si tengo corazón y a fin de cuentas es un ser humano.

Corro hasta la puerta del baño, la abro y grito, la puerta principal está con seguro y no tengo ni la mínima idea de dónde esteran las llaves, grito de nuevo con más fuerza y la puerta empieza ser forcejeada.

-Retírese de la puerta- ordena una voz grave al otro lado.

Como me encuentro lejos de ésta, me quedo quieta, pensé que le iba pegar una patada ninja a la puerta, pero no, tenía llave y la abrió con ella.

-¿Qué pasa?- interroga.

-Es Evan, se ve muy mal-

Éste entra, lo toma entre brazos y me pide que lo siga.

°°°°°°

Mi pie derecho está esposado a un tubo metálico al lado de la camilla en la que él se encuentra recostado, luce demasiado mal, es que perdió demasiada sangre, tiene otra cortada en la espalda, pero ésta es peor, más larga y profunda, también sus muñecas están rojas y en su pierna izquierda otra profunda herida, no entiendo que es lo que hace cada vez que se va y  vuelve con heridas como éstas.

Sólo puedo mirarlo, su rostro cansado y pálido, sus labios oscuros y resecos, una enfermera muy joven, casi de mi edad entra constantemente a tomar nota en una planilla. No he dormido nada y ya casi es de madrugada. Cierro mis ojos e intento de nuevo consiguiéndolo al fin.

GimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora