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Me he quedado perpleja, divagando en mis pensamientos.

-No- respondo sin dejar de apreciar el perfecto anillo que tengo delante de mí.

Volteo a mirarlo ante el colosal silencio que ha tomado la habitación.

Está normal, sin expresión alguna, sólo con sus grises ojos puestos en mí.

-Está bien- aclara y sonríe.

-Mira Evan, no puedo casarme con un...- no he terminado de hablar cuando sus palabras con un tono de voz descomunal me ataja.

-Un idiota, asesino, psicópata, despiadado, con...- pronuncia lleno de ira pero mis labios lo acallan con un sólo toque.

-No me puedo casar con un hombre que no me haga de comer, porque muero de hambre- hablo sobre sus labios y su expresión se relaja.

Me besa de nuevo y unde sus dedos en mi cabello.

-¿Qué quieres que te haga?- pregunta una vez que abandona mis labios.

-Gemir- sonríe y sus mejillas se tornan un poco rojas -no lo puedo creer, Evan se ha sonrojado- río agraciada y beso sus mejillas.

-Déjame pasar, iré a la cocina a prepararte algo- suplica e intenta levantarse de la cama.

Me alejo y me levanto para ayudarlo a él, le brindo mi mano y la acepta sin decir nada, dejo el anillo en la mesa del lado y salgo junto con él.

-Prométeme que lo pensarás- pide mientras baja las escaleras lentamente sosteniendose de la baranda.

-Sí, lo haré- le aseguro.

-¿Dormirás conmigo esta noche?- pregunta con una sonrisa pícara en los labios.

-Esta y todas las que quieras- él sonríe y cuando llegamos abajo, camina seguido a la cocina y yo me siento en la mesa.

-Van las cosas bien por lo que veo- dice su padre con esa sonrisa de siempre plasmada como una fotocopia, tiene algunas canas en su cabello que solo se ven si lo escrutas bien, pequeñas arrugas a los lados de sus ojos, su nariz es larga y su dentadura perfecta.

-Sí, todo va bien hasta el momento- le devuelvo el gesto y él sigue con su periódico.

Felices llegan Kayla y Yeider, haciéndose cosquillas y muecas graciosas.

-¿Qué hacen?- pregunta ella cuando toma asiento en la mesa.

-Evan nos está cocinando- Yeider con lentitud se sienta y toma aire.

Se cruzan miradas de vez en cuando y eso ya resulta incómodo.

-Y ustedes, ¿Cómo van?- les pregunto haciendo que su atención se concentre en mí.

-Parece que bien, estamos empezando como amigos- sonríen y el hombre sólo se limita a rodar los ojos ya que con sus risitas no lo dejan concentrar.

Hago un gesto de aprobación y entonces cortan todo contacto visual.

Kayla me toma del brazo y me jala hasta llegar a su habitación.

-Encontré algo- se sostiene de mí y se quita el zapato, de ahí saca algo, se lo pone de nuevo desdobla el papel.

Cuando termina me lo extiende, es una fotografía.

No...

Está el padre de Yeider, el hombre que secuestró a Evan y a mí, y en medio de ellos... Lank.

Trato de encontrala la lógica pero me da un leve mareo así que me siento en la cama.

Ese hombre se parece mucho a Evan, por ello creí por un momento que sí era su padre cuando él lo dijo, pero también se parece mucho al verdadero padre de Evan, parecen hermanos...

Pero Lank, ¿Qué tiene que ver él en todo esto?

Esta foto puedo deducir que fue tomada hace dos o un año.

-¿De dónde sacaste esto?- le pregunto en voz baja.

-De las cosas del padre de Evan- responde con misterio -¿Qué hace Lank ahí?- pregunta con notable interés, ella no sabe lo del hombre así que el motivo por el que trajo esto a mí es por el rostro tan sonriente y feliz de Lank, parece muy a gusto.

-Chicas, ¿Están bien?- interroga Yeider al otro lado de la puerta.

-Sí, en unos minutos salimos- habla con firmeza mi hermana, doblo la fotografía y la guardo por entre la pretina de mis bragas e intento calmarme para no actuar extraño.

-Salgamos, luego cuando tenga una teoría lo hablaré contigo- paso la mano por mí rostro y organizo un poco mi cabello.

Salimos, nos sentamos de nuevo en la mesa y charlamos mientras esperamos la comida.

















Corto, pero le puse algo de chispa.

Los amo💘🎈

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