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De vuelta en donde he estado todo este tiempo, encerrada y sin entender el por qué, todo el camino fue silencioso, estoy tan frustrada, lo juro y no aguanto más, necesito soltar todo este dolor, esta ira acumulada, necesito hacer algo muy malo para liberar el demonio que me domina, que está atrapado dentro de mí.

Busco con desespero en los cajones, algo que pueda herir y cause dolor agonizante, pero no encuentro nada, busco en medio de la ropa y por fin, una navaja, reluciente y muy filosa.

Abro la puerta con tranquilidad, una mujer inexpresiva voltea a verme y sigue lanzando sábanas cuando abre las puertas y las cierra de inmediato, camino relajada hasta ella y tomo la navaja con fuerza, cuando estoy a su lado, sin decir nada, con un solo rose la sangre brota de su garganta, el cuerpo cae al suelo con un sonido estruendoso, retrocedo y me llevo las manos a la boca. Ahora me siento peor, me siento culpable.

Doy media vuelta dispuesta a regresar a la habitación, pero la presencia de Evan interrumpe mi huída.

-¿Te sientes mejor después de lo que acabas de hacer?- pregunta serio.

Niego con la cabeza y las lágrimas no tardan en salir, mi destino y mi vida apesta.

-No tienes que asesinar personas para sentirte mejor, tienes que asesinar esa pureza, ese don de perdón, la compasión no debe existir en ti, debes ser despiadada y eliminar todo lo que te causa daño, te volverás un animal, sin capacidad de razonar y solo cuando llegue el amor de tu vida, volverá un poco de lo que era tu humanidad y a veces caerás como me pasa a mí contigo-

En sus ojos hay una especie de desastre natural, como una perfecta obra de arte, estoy inmóvil imaginándome un volcán en erupción, un remolino, una inundación cuando él pronuncia todas esas palabras, no estoy aquí, estoy dentro de él, experimentando lo que dice y es fuerte.

-¿Eliminar todo lo que me causa daño?- pregunto preparando mis siguientes palabras.

-Sí- 

-Tú me haces daño, ¿eso significa que puedo acabar contigo?- todo para en él, el huracán y su mirada se vuelve fría.

LLeva su mano derecha a la parte trasera de su cintura y saca un arma, revisa si está cargada y efectivamente así es, se acerca a mí y me la entrega en las manos, pone sus tibias manos tras mis orejas y besa mi frente con suavidad, retrocede y sonríe.

-Dispara- el sonido sordo dura unos segundos mientras la bala impacta en su cabeza.




:)

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