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-Está totalmente prohibido que te vayas de nuevo de mi lado- es lo primero que escucho al entrar a casa, Evan está parado en medio de la sala, vestido de gala, con el cabello rebelde, se vé muy sexy.

-¿Qué es todo esto?- camino hasta estar a pocos centímetros de él.

-Me estoy rehúsando a perderte una vez más- huele extremadamente bien, aún claramente se nota su cambio de peso y lo enfermo que estuvo.

-¿Y ese cambio tan repentino?- sonrío porque todo esto me pone feliz.

-Mira, tuve demasiado para darme cuenta que, sí puedo vivir sin tí, pero no quiero, y cuando no se quiere, no hay nada, y me quiero, te quiero a ti y quiero una vida juntos, como un maldito cuento de hadas, pero a nuestra manera, ser los protagonistas pero al mismo tiempo los villanos, te amo Katleen- ni siquiera me puedo mover.

-Pero estoy enojada contigo- parece tener una crisis existencial, su expresión es muy graciosa.

-¿Por qué?- pregunta confundido.

-Porque no me has besado- descansa y sonríe, se acerca a mí, acaricia nuestras narices, me toma de la cintura y me lleva hasta él, cierra sus ojos y me besa.

Paso sus manos por su espalda y él gime de dolor.

-Gimes como dios, ahora quiero que gimas para mí- se separa de mí y me observa confuso.

-Katleen, gemí de dolor por mis heridas- responde con obviedad.

-Yo también aquella vez que me caí y tú llegaste y dijiste eso- sus ojos se expanden y hace parecer que se le saldrán.

-¿Recuerdas eso?- parece impresionado.

-Claro que sí, hace mucho- sonríe y deja un corto beso en mis labios.

-Mira, eso lo dije porque no me recordabas y quería hacerme un secuestrador interesante- ríe y yo hago lo mismo.

-Ahora no recuerdo mucho- hago una mueca y él toma aire.

-Todo lo que te voy a contar no será fácil, pero quiero que prometas que no me odiarás o te irás de mí, otra vez- pone su meñique en frente de mí y yo lo enredo con el mío, besamos nuestras manos y luego nuestros labios.

-Promesa hecha- sonrío y acaricio su rostro.

Lo amo y él siempre lo supo, solo hacia falta tiempo.

-Ahora, dime, señorita, ¿Seguirás con el papel de niña buena o volverás a tu oscuro pasado?- qué manera tan poderosa de invitarme al pecado con tan solo una mirada.

Observo a mi alrededor y no hay ni un alma.

-Les pedí a mis hombres que los llevaran a dar un paseo por ahí- sonríe con picardía.

-Intentemoslo y ahí sabremos lo que soy ahora- me toma de la mano y atravesamos varias puertas algo escondidas.

En la final, hombres atados al techo, cansados y asustados, me entrega un calibre 38 cargada, toma una navaja y suelta a uno de los hombres, resignado, decidido a no luchar se queda inmóvil esperando la muerte.

Le devuelvo el arma a Evan y le sonrío al hombre.

-¿Por qué está aquí?- le pregunto mientras camino a lo largo de le habitación viéndolos morir de frío, escondidos en esquinas (los que no están atados)

-Violó a su sobrina de 8 años- sólo basta eso, me posiciono detrás de su cuerpo y lo golpeo con fuerza en la espalda, me acerco a Evan y le pido la navaja.

-Si me das un motivo o justificación valedera de porqué lo hiciste, te dejo ir, ¿Vale?- levanto la mirada y me observa.

-Lo hice porque quise, no hay nada valedero en esto- me observa seguro, sabe que hizo mal.

GimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora