EVAN.
No entiendo mi vida, pero aun así la sigo, nunca he querido detenerme, tengo demonios, pero soy capaz de controlarlos y Kayla también es capaz, en la vida común, las personas normales, me verían como un enfermo mental y me darían un dictamen que para ellos es acertado y si no lo encuentran, lo inventarían con tal de encerrarme en un lugar que para su parecer mejoraría mi condición o "salvaría vidas", la ignorancia es en totalidad, la peor de las enfermedades que pueden existir, una persona asesina con una palabra, todos tenemos un lado azul, morado, anaranjado, como lo quieran nombrar, y mi lado oscuro, es el mejor de mí y el rojo, es el malo, como el color de la sangre que cae sobre mi ropa mientras corto cuellos o disparo entre ceja y ceja.
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Kayla no ha despertado desde que se desplomó impactando fuertemente contra el suelo, he contactado a los mejores médicos, pero me dan el mismo diagnóstico, un estado de coma leve causado por un trastorno que ocasiona que las células nerviosas del cerebro funcionen lentamente, está sobre su cama conectada a equipos costosos que mandé a comprar para que pueda salir de esto rápido, se alteró demasiado y más el impacto, la afectó, todos han dicho que se puede mejorar con terapias y demás cosas a las cuales no presté mucha atención.
Con paño húmedo y tibio limpio su rostro y brazos con cuidado de no mover las agujas incrustadas en su cuerpo, su piel está pálida, tiene una venda alrededor de los senos y unos vaqueros cortos de lana color cielo, su cuerpo está sin fuerzas, más pesado de lo común y luce tranquila, sus manos frías y su nariz más pálida que el resto de ella.
Tengo un sentimiento pero no sé cómo llamarlo, creo que es nostalgia porque me siento culpable, de mi vida y de la suya, todo este tiempo quise hacer bien pero siento que hago lo contrario, le hago daño.
La lastimo y me auto-lastima al verla mal, porque ella es la que me impulsa a seguir, me desarma de una manera impredecible y me blinda con tan sola una acción o una sonrisa.
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Gime
Mystery / ThrillerLa vida, el amor, la familia, para Kayla, es sinónimo de dolor, sufrimiento y muerte.