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Se supone que debería estar durmiendo y descansando para ir mañana de nuevo temprano a cuidar a Lank, su primo a tomado mi puesto en la noche y lo seguiremos haciendo así hasta que le den de alta.

Kayla duerme tranquila en su habitación, no sé cómo puede dormir tanto.

No he podido dormir por varias razones, he estado bebiendo café como loca, he estado llorando estúpidamente y simplemente no puedo, no dejo de pensar en todo, en lo que recuerdo de mi vida.

Necesito tomar aire, me sirvo más café, me pongo un abrigo, abro la puerta y me siento afuera en el andén de la casa.

-Hola- no puede ser...

-¿Cómo te hago entender que no te quiero, que me dejes en paz?- tiene un abrigo negro puesto, sus grises ojos se ven más claros, la luna se refleja en ellos, sus pecas se ven más oscuras.

-Jamás- sonríe y deja de mirarme.

Me concentro en mi taza y tomo un poco de mi café.

-No puedo estar sin tí- dice de un momento a otro, no quiero verlo, quiero llorar y no puedo permitir que me vea así de débil.

-Te tendrás que acostumbrar- las palabras salen a duras penas.

-Nunca quise hacerte daño, nunca quise que sintieras que corté tus alas, que te privé de ser libre y feliz, porque no fue así, era todo lo contrario pero tal vez no supe hacerlo, sabes que jamás he estado 100% cuerdo, pero soy algo como un 70% más normal cuando estoy contigo, porque cuando estoy solo sólo pienso en asesinar, sangre, dolor y en ti- tomo un poco más de mi café y las lágrimas no se detienen, caen de mis ojos pero intento no sollozar.

-Esto no hace falta Evan, me has dicho miles de cosas cursis, sé que si lo dices, es porque lo sientes, pero esto creo que no hace falta, me siento mal, me siento destrozada, y lo que menos quiero es estar contigo, estoy realmente disgustada, no quiero perdonarte, porque si lo hago descubriré algo más por mí cuenta que no me gustará, no entiendo porque no pudiste ser directo y sincero conmigo, nos hubiéramos evitado tantas cosas, no puedo y no te quiero más en mi vida, te quiero lejos, si tanto me quieres aléjate, déjame vivir, comenzar de cero y avanzar, suéltame ya, olvídate de mí, de todo, de los buenos momentos que supongo vivíamos- cada palabra fue acompañada de una lágrima de dolor, he terminado mi café, siento que me he quitado un peso de encima al pronunciar cada palabra, con la manga de mi abrigo me seco el rostro.

-Está bien, pero sólo quiero que hagas algo por mí antes de irme- volteo a verlo y él hace lo mismo.

-Si puedo, lo haré- él hace una pequeña mueca y se levanta.

Me extiende su mano y yo la acepto, dejo la taza a un lado, caminamos hasta la mitad de la calle tomados de la mano, nos detenemos y nos ponemos frente a frente, pone una de sus manos en mi cadera y la otra me sigue sosteniendo, yo ponga la mía en su espalda y quedamos completamente juntos, me pide que apoye mi cabeza en su pecho, dónde está su corazón y comenzamos a movernos, bailamos al ritmo de la nada, su corazón palpita tan lento, cierro mis ojos y me dejo llevar.

Él apoya su mentón en mi cabeza y con su pulgar acaricia la piel de mi mano.

-Me salvaste, me salvaste del abandono, dancemos al ritmo del silencio, que este sea nuestro ritual cuando nos sintamos mal y ya no queramos continuar, cantaremos ésta canción cuando estemos frustrados o nos tengamos que despedir, para estar seguros que no es por mucho tiempo- su voz no es angelical, pero está cantando para mí y la estoy recordando.

-No nos detendremos, seguiremos- Evan al escucharme cantar ríe un poco - llevando la contraria y burlandonos de la autoridad, por eso si el tiempo nos dice que paremos y nos alejemos, no haremos caso, nos aferraremos y cantaremos juntos un poco de esto y nos aseguraremos que estaremos juntos viviendo muchos más momentos- su corazón es la tambora en este concierto de almas confundidas.

Seguimos moviendonos, me siento tan bien.

-Falta mucho por explorar y reglas por romper, por eso correremos donde no se puede hacer, fumaremos donde esté prohibido, tendremos sexo en un elevador o en una zona para niños, este es nuestro ritual, nuestro pacto de locura- la recuerdo, era nuestra canción, la escribimos juntos.

Sin embargo seguimos en medio de la calle, bailando sin preocupaciones, con ojos cerrados y manos unidas.

Besa mi cabeza y me toma con más fuerza, como si quisiera fusionarse conmigo, y de repente su pecho sube y baja con más rapidez, un sollozo y algo cayendo en mi frente.

Evan está llorando.

Abro mis ojos, me detengo, me separo un poco, levanto mi rostro y lo miro, las lágrimas salen de sus ojos sin freno.

Me inclino un poco y lo beso, lo beso con ternura y delicadeza, porque es una despedida, será la última vez.

Nuestras lenguas se rozan y enredan con cariño, acaricio su rostro y me separo de él.

Me mira resignado y me abraza una vez más.

-Adiós- me alejo dejándolo allí, tomo la taza, entro a la casa y sin mirar atrás cierro la puerta.

Me siento en la mesa y casi sin poder evitarlo me encuentro llorando otra vez.

















💘

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