31

2.1K 297 44
                                    

Solo pasaron dos horas y ya escucho sus pasos de nuevo, quien sabe ahora con que viene, ¿con el zapato lleno de excremento?, ¿con 20 perforaciones y 30 tatuajes?, de él todo puedo esperar.

Está bien presentado, su perfume está por todo el lugar y tiene una sonrisa suave y para lo que él supone, seductora. Se apoya sobre el marco de la puerta y me observa.

-¿Nunca has tenido ese deseo de hacer cosas malas, de actuar sin sentir, sin saber, dañar, herir, robar para experimentar sin tener la necesidad de hacerlo?- se pasa la mano por la barbilla con sus oscuros ojos puestos en mí, la malicia viva, el deseo de destrucción y dolor.

-Sí, he imaginado miles de formas de causarte dolor- sonríe con sorna y se acerca a mí.

-¿Y por qué no lo has hecho... acaso sientes algo por mí?- se para frente a mí y con aires de superioridad lleva la mano a su bolsillo.

Me acerco con suma delicadeza, tomo su rostro entre mis manos y rozando su cuello levemente siento como se eriza.

-Claro que siento algo por ti y son muchas, todos los sinónimos de repugnancia- susurro a su oído y sonrío.

-Eso no demuestras en la forma en como me has besado- acaricia mi cabello.

Es el mismísimo infierno, puedo ver los demonios más peligrosos a través de sus ojos. 

-Digas lo que digas, soy la única que te da humanidad y no lo digo porque si, tu mismo lo has aceptado-


GimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora