Gime

12

-¿Aún lo amas?- su pregunta interrumpe mis vacíos pensamientos, levanto mi cabeza para mirarlo, ¿Qué clase de pregunta es esa?

-Sí, lo amo como nunca podría amarte a ti- las palabras salen solas, como si hablase mi corazón.

-¿Qué pasaría si yo te digo que él no, que no te ama y que probablemente nunca lo hizo?- pregunta de nuevo atento.

-Escupiría tu cara por mentiroso- respondo simple.

Se ríe mientras niega con la cabeza y toma asiento a mi lado.

-Dijiste que me darías una oportunidad y la verdad, todo está siendo igual que antes- recalca divertido.

Intento tranquilizar cada parte de mí, liberar el odio, el dolor, la angustia y la confusión que tengo clavada en mi mente y ser.

-¿Qué quieres saber de mí?- pregunto y por primera vez desde que estoy aquí lo miro sin ningún tipo de sentimiento a los ojos.

-Todo, todo lo que recuerdas- responde ciertamente emocionado y se acomoda.

Aparto mi vista de él y miro la pared.

-Yeider y yo nos conocimos hace cuatro años, me gustó desde el primer momento en que lo vi, sus ojos, sus labios, todo de él me llamó la atención- narro sumergida en aquellos tiempos- Un día cualquiera, lo vi pasar cerca de mi casa y atrevidamente tomé la decisión de hablarle. Fue algo... No sé cómo explicarlo, me sentía muy a gusto estando con él, luego, pasados los meses, cuando ya teníamos algo más de confianza, me pidió que fuese su novia y yo más feliz que nunca, acepté- finalizo y lo miro esperando alguna reacción de su parte.

-Prosigue, sé que falta más- asegura serio.

Muerdo el interior de mi mejilla y termino.

-Antes de que tú aparecieras, nos íbamos a casar-