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La puerta se abre de golpe haciéndome apartar la vista del libro que leía, un hombre bien vestido y simpático, junto a otros dos me observan.

-¡Joder!, el imbécil tiene excelentes gustos, vamos- sonríe, da la espalda mientras los dos hombres se acercan a mí tomándome de los brazos con brusquedad.

-¿Pueden soltarme?, sé caminar sola- pido observandolos, el otro hombre se detiene y asiente, me sueltan y yo me masajeo la zona lastimada.

El pasillo bañado de sangre con unos cuantos hombres en el suelo ya sin vida, no entiendo qué está pasando, pero sigo caminando.

Salimos y una camioneta está aparcada al frente, el hombre me abre la puerta trasera y me pide que entre, así lo hago y veo a Evan esposado, con sangre en el rostro y un trapo en la boca, me mira por unos segundos y despues ya no más. Uno de los hombres se sienta a mi lado, el otro maneja y el que parece ser el jefe se sienta de copiloto.

-¿Te extrañé Evan, por eso te llevaré de nuevo donde perteneces- sonríe con malicia y Evan lo observa con intenso odio, el auto se pone en marcha y el hombre toma un aparato que estaba metido donde va la botella del agua.

Lo observa como algo importante y se ríe macabramente, parece un psicópata, el auto acelera la velocidad y cuando ya nos encontramos algo retirados, mira a Evan y oprime un botón, una fuerte detonación hace estremecer la tierra, Evan cierra los ojos y agacha la mirada.

El hombre saca de su bolsillo una navaja y sin esperarlo, se gira y lo clava en el hombro de Evan, este ni se inmuta y yo me estremezco.

-¿Sabes por qué estás aquí?- me pregunta observandome de medio lado.

Niego con la cabeza y él sonríe como lo ha venido haciendo hace rato, se acerca de nuevo a Evan y le desencaja la navaja haciendo que la sangre brote más.

-Porque te necesito cariño- me guiña un ojo y me mira con devoción, que me obligo a apartar la mirada por incomodidad.

-No encuentro el motivo por el cuál me necesites- digo y él vuelve su mirada a mí.

Saca el pañuelo de la boca de Evan y me sonríe.

Toma la navaja con la que minutos antes lo lastimó y la acerca a mi pecho, con solo un roce un hilo de sangre aparece y yo me inclino hacia atrás por el dolor. Levanta su puño y cuando la navaja está a punto de cortarme de nuevo Evan grita: ¡No! 

Él satisfecho por lograr lo que quería sonríe con sorna y aleja su mano de mí.

-Entonces deberás recibirlo tú, no perderé el impulso- Evan asiente y el hombre le encaja la navaja en el pecho y la deja ahí, Evan no muestra expresión de dolor, pero sé que lo experimenta. -¿Ahora entiendes por qué te necesito?- sonríe.

Me duele la espalda, llevamos mucho tiempo en el auto y no he podido moverme ni un poco.

-Detente aquí para que estos idiotas tomen aire y hagan lo que tengan que hacer- ordena, una pequeña fuente de agua y un arból es lo único que se ve en este desierto.

Nos bajan a los empujones, el hombre amenaza a Evan antes de quitarle las esposas y a mí me da una mirada de advertencia.

Me acerco y tomo agua como si fuese lo más delicioso que existiese, Evan está recostado sobre el árbol y cuando ya he tomado la suficiente, me acerco a él, tomo la navaja y la saco de su pecho. Lo tomo del brazo y lo llevo hasta la fuente, le hago sacar la camisa, la mojo y con esa le limpio las heridas, él me mira sin decir nada y yo prosigo, le digo que beba y así hace, luego le paso la camisa mojada por la cabeza y la escurro.

Cuando estoy a punto de poner mi mano sobre el pecho de Evan, pero el hombre me empuja con brusquedad haciendome golpear fuerte contra el suelo lleno de piedras.

-Nos vamos- dice y me mira con asco.

Me levanto tranquila aunque ahora mi tobillo sangra, pues guardé la navaja en mi bota derecha y al caerme me he lastimado, camino hasta el auto y me acomodo sintiendo las gotas de sangre deslizarse  hasta llegar a la planta de mi pie.

-¿Dónde está la navaja?- pregunta él al notar que Evan ya no la lleva en su pecho.

-Quedó atrás, la dejé tirada- respondo segura.

Vuelve la mirada al frente y yo hago lo mismo.

***

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero ahora me encuentro en una habitación recostada sobre un mugroso mueble, al otro lado está Evan recostado en una cama fina, me levanto, doy unos pasos pero algo me impide dar más, estoy atada con una cadena del pie, del pie en el que tenía la navaja, estoy descalza y siento frío.

Evan despierta poco a poco y cuando recuerda que estoy aquí, me observa y se acerca.

-¿Estás bien?- interroga mientras mira mi tobillo.

-Sí- intento recoger mi cabello y me vuelvo a sentar en el mueble, Evan no está atado, por lo cual también se sienta.-¿Qué está pasando ahora?- curioseo, es que esto es algo tan loco.

-Pasa que asesinó a todos mis trabajadores, todos seguían allí dentro, pasa que es un maldito bastardo, el que me enseñó a serlo también- se pone las manos a los lados de la cabeza y agacha la mirada.

-¿Quién es y qué quiere?-

-Su nombre es  Arthur Arden y me quiere a mí-

GimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora