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-¿En qué mierda pensabas?- Kayla está desquiciada caminando de un lado a otro por toda la habitación y yo estoy sentada en la cama como una niña pequeña que está siendo regañada por hacer algo muy malo.

-Él sólo pidió mi ayuda- argumento dócil.

-¿Ayudar?, ¿Sabés todos los problemas que trae esto?, ¿Crees que ahora no estarán pendiente de tus pasos?, todo es muy sospechoso Katleen, te arriesgas por unos idiotas que sólo te han hecho daño- me observa con rabia, histerica mientras me señala con su dedo.

-Aún sientes algo por Yeider, así que si él te busca e intenta arreglar las cosas contigo volverías a sus pies, te lo digo, porque según la teoría de que podemos sentir lo que la otra siente, pues yo me aferré a Yeider y que en algún momento él me amó, pero en realidad eras tú, tal vez llorando aquí en tu habitación, por todo lo que pasó, me pasa lo mismo, sólo que con Evan- me acerco a ella y la abrazo, se ha desarmado, su ira se esfumó y solo queda el desconcierto de la verdad, como una diminuta estilla que no me ves pero sabes que está ahí porque duele.

-No me preocupa el amor, ni Evan, ni Yeider, ni lo que pasó, solo me preocupas tú, no te puedo perder de nuevo Katleen, entiéndeme, sin tí estoy muy sola, eres lo más amado que me queda- solloza, porque ha guardado mucho, tanto sufrimiento, como todos, esas cosas, recuerdos tóxicos que cuando suben a nuestra cabeza como el aire nos desestabiliza, porque no fue fácil y da coraje, desespero, tristeza, porque no entendemos porqué tanta congoja en nuestras vidas, injusticia.

La puerta siendo golpeada repetidas veces nos hace separar, la persona que llama parece tener bastante prisa porque cada segundo la fuerza de estos incrementa, corro y tomo un cuchillo de la cocina, le pido a Kayla que se quede detrás de la puerta y así hacemos.

Abro y la mujer entra, cierra la puerta y tomo aire, está muy agitada, transpira y con sus ojos cerrados intenta calmarse.

Si hubiese Sido un asesino no quería nada de mí, porque entró y no tuve tiempo ni de levantar el cuchillo.

-¿Qué haces aquí?- es la ex mujer de Yeider, a la que hizo perder su bebé, está vestida deportivamente y con gafas de sol.

-Tienen que irse de aquí, las matarán- quita la mochila que traía en su espalda y se deja caer de todo en el suelo, apoyando su espalda en la puerta.

Miro a Kayla y parece asustada.

-¿Quién?- es la primera interrogate que se crea en mi cabeza.

-Lank- sonrío porque supongo que es una broma.

-¿Estás hablando en serio?- le pregunto incrédula.

-Mira, mi misión al estar con Yeider era entregarlo a cierta persona, pero me enamoré de él y ya sabes, Lank trabaja también para esa persona y como no han podido con Yeider y Evan quieren hacerle daño a las dos, así que yo sé que Kayla es el amor de la vida de Yeider, y así él haya hecho lo que hizo no dejaré de quererlo y quiero ayudarlo, así que tomen- saca de sus bolsos dos armas y no las entrega.

-¿Cómo sabemos que no nos mientes?-se queda pensativa un rato.

-Pues no sé- levanta una de sus cejas, toma el arma y se cuelga el bolso otra vez.

-Tome algo de ropa y cosas personales, no mucho, morrales pequeños, que no parezca que se van de viaje- ordena.

No sé, algo no me cuadra...

-¿Confías en ella?- pregunta Kayla en voz baja.

-No- niego e intento pensar en algo.

-¿Entonces qué hacemos?- pregunta nerviosa.

-Espera- reviso el arma, y todo está bien, es de verdad y está cargada, igual que la de mi hermana, tienen silenciador.

-Si nos quisiera hacer daño no nos daría armas de verdad, arriesguemos- a ella eso no le parece un plan, ni siquiera lo considera una opción.

-Todos mienten, en nadie se puede confiar- quiere llorar, su voz suena entrecortada.

-Confía en mí, yo te protegeré- la tomo y le ayudo a empacar nuestras cosas en mochilas pequeñas.

-Por Dios, apúrense, nos van a dejar como colador si no nos largamos ya- aparece ella por la puerta algo alterada.

-Ya estamos listas- nos ponemos chaquetas y escondemos el arma en nuestros bolsillos, pero sin dejar de sostenerla, a espectativa de todo.

-Saldremos, si Lank te llega a llamar, porque de seguro está pendiente a cualquier movimiento, tú te acercas a él y eso me da tiempo a Kayla y a mí de avanzar, si se pone pesado le disparas en los huevos y corres, estaremos en la esquina en una camioneta, ¿Listo?- explica.

-Te estoy confiando la vida de mi hermana, y te juro por ella que es lo que más amo, que si esto es plan tuyo, y le haces daño, te destrozaré con mis propias manos- ella sonríe y pone su mano en mi brazo.

-No fui la mejor amiga, pero fui tu compañera por mucho tiempo en la universidad y sé de lo que eres capaz, no te molestes en recordarmelo, vamos- nos preparamos y mi hermana en la primaria en salir, detrás ella y por último yo, le pongo seguro a la puerta, doy el primer paso y entonces él me llama.

-Katleen- ya están por llegar a la esquina.

-Dime- me giro y lo veo a escasos centímetros.

-¿A dónde vas?, ¿Necesitas que te lleve?- se ofrece escrutandome con la mirada, se ve diferente.

-No, gracias, ya me voy- me dispongo a seguir pero me toma del brazo con fuerza, la mirada que me da está tan llena de odio que me asombro y sinceramente no sé porqué si todos me han fallado.

-Lo siento, cuídate, no demores, quiero salir en la noche contigo y Kayla- me suelta y sonríe.

Camino con prisa hasta la esquina, me abren la puerta y subo de inmediato.

-¿Qué pasó?- me pregunta Kayla al ver en mi rostro el asombro.

-Me hizo daño- miro mi brazo y la zona ya está roja.

-Pensé que te mataría- dice la mujer.

-Dijo que en la noche me invitaría a mí y a mí hermana a comer- ella ríe.

-Las iba a matar- aún estoy impresionada.

-¿A dónde vamos?- pregunta Kayla.

Ella me observa por unos segundos y luego responde.

-A tu casa Katleen, tu verdadera casa...

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