Con una mezcla de sorpresa y repulsión, Louis se dio cuenta de que lo que había encontrado era una trampa para aquellos que, como él, buscaban lo inusual. El joven exhibido era una víctima del comercio ilegal, una realidad que había sido ocultada tr...
Harry tenía diecisiete años cuando atravesó las puertas de aquel prostíbulo. Su tía, Lilit, lo había vendido a personas extrañas por despecho y odio.
—Tres millones de dólares. Es un niño virgen, puro, créeme que eso es exactamente lo que vale.
—Eso espero, Robert, porque si tan solo me entero que me estas traicionando con el dinero juro que buscare nuevos aliados y me encargaré de todos los tuyos —encendió el puro que descansaba entre sus dedos, y luego encendió el del hombre— lo traeré para ti y podrás ver todo lo que quieras, pero no lastimes la mercancía. No puedes tocarle un puto pelo.
—¿Cuántos años tiene? —preguntó Robert, siendo esa aún información que no le había revelado.
—¿Quieres que me metan en la cárcel? —soltó una risita, siendo acompañada por el contrario, quien también rio— él tiene la edad suficiente.
—¿Y cómo sabes que es virgen?
—¿Alguna vez te he mentido sobre mis preciosuras?
El día del intercambio Harry fue capaz de ser testigo de las cantidades de dinero que le otorgarían por su vida. Observó con lágrimas en sus ojos, suplicando por su libertad, como los ojos de Lilit brillaban mientras le entregaban un maletín negro y a cambio ella lo dejaba ir con un hombre al cual llamo "Robert".
