fifty one

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El sol estaba apenas comenzando a asomarse en el horizonte cuando el convoy policial se detuvo frente a la residencia donde se sospechaba que Harry pudiera estar. Louis se encontraba dentro de un coche patrulla, el nerviosismo palpablemente visible en su postura rígida. Desde su asiento, miraba con creciente ansiedad cómo la escena frente a la casa se convertía en un hervidero de actividad. El operativo de rescate estaba a punto de comenzar, y la tensión en el ambiente era casi tangible.

—Señor Tomlinson —la voz de la agente a cargo rompió el silencio que envolvía el vehículo, interrumpiendo sus pensamientos— debe estar preparado para cualquier eventualidad. No sabemos exactamente qué encontraremos dentro ni en qué estado se encuentra el señor Styles. Entendemos que es un momento difícil, pero le pedimos que mantenga la calma para que podamos actuar de la mejor manera posible.

Louis desvió su mirada hacia la agente, su rostro marcado por una mezcla de frustración y desesperación.

—Soy consciente de cuán complicada será la situación una vez que entren —respondió con voz áspera— agradezco el esfuerzo por tratar de prepararme.

—Entendemos la tensión en la que se encuentra —continuó la agente con un tono comprensivo— a nosotros también nos afecta, pero le aseguramos que haremos todo lo posible para traer a Harry de vuelta sano y salvo.

Louis asintió, su mirada descendiendo hacia sus manos, tratando de enfocarse en cualquier distracción que le permitiera mantener la calma. La agente, consciente de la necesidad de actuar, se alejó del coche y se reunió con su equipo, mientras otro agente se quedaba para cuidar de Louis.

Sin embargo, la desesperación de Louis era palpable. Ignorando las instrucciones de quedarse en el coche, se escabulló con sigilo, guiado únicamente por su ferviente deseo de encontrar a su pareja y asegurarse de que estuviera a salvo. Rodeó la casa con cautela, manteniéndose atento a cualquier señal de vida que pudiera indicar la presencia de alguien. Al no percibir movimiento alguno, se adentró en la vivienda.

Las escaleras crujieron bajo sus pies, pero Louis no podía permitirse retroceder. Avanzó con determinación hacia el pasillo, donde unos murmullos provenientes de una de las habitaciones le indicaron que estaba cerca. Se detuvo frente a la puerta de la habitación al final del corredor y, con un golpe seco, la empujó para entrar.

En el interior, la escena era desoladora. Las luces de los vehículos policiales que iluminaban la calle eran un consuelo para Harry, que yacía en el suelo, herido y debilitado. Una sonrisa dolorida cruzó su rostro magullado al percibir la luz de la esperanza que significaban las luces de la policía. El alivio de que la liberación estaba cerca era palpable, aunque aún le aguardaba un destino incierto.

the auction (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora