thirty eight

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El amanecer parecía ofrecer una promesa de tranquilidad para Louis, una rareza que él apreciaba con una mezcla de cautela y esperanza. La mañana se desarrolló con un brillo inesperado, y al llegar a la oficina, el ambiente parecía más ligero de lo habitual. La sorpresa no fue menor al encontrar a Zayn ya trabajando diligentemente en su despacho. Al levantar la vista y ver a Louis, el abogado recibió una breve sonrisa de reconocimiento antes de que Zayn volviera a concentrarse en sus papeles.

Louis se acercó a su escritorio y, tras una rápida inspección visual, se dio cuenta de que algo no encajaba.

—¿Trajiste el caso de la joven que desea emanciparse? —preguntó Zayn, su tono mezcla de rutina y una pizca de impaciencia.

Louis detuvo su futuro labor, levantó la mirada con una expresión de culpa, y rápidamente se inclinó hacia adelante, buscando entre los documentos desordenados.

—Mierda, lo olvidé —exclamó, dándose un golpe en la frente con evidente frustración. El gesto parecía ser tanto un auto-reproche como una demostración de cómo la prisa lo había llevado a cometer ese error— salí tan rápido esta mañana que me olvidé de tomarlos de la mesa. Iré a buscarlos.

Zayn no pudo evitar una pequeña sonrisa ante la situación, apreciando la honestidad y el apuro de su superior. Sin embargo, la realidad del día a día se imponía rápidamente.

—Bien dicho, jefe —respondió el moreno con un tono más ligero, acercándose a su jefe y dándole suaves empujones en un intento de aligerar el ambiente— intenta no tardar mucho, tenemos la citatoria hoy.

Con una afirmación y un gesto de reconocimiento, Louis se apresuró hacia la salida de la oficina, mientras Zayn se quedaba en el umbral, observando cómo su jefe se dirigía al ascensor. 

En ese momento, Louis percibió una presencia que no podía ignorar: una rubia de mirada dura lo observaba con una mezcla de desdén y frustración. Era evidente que el protocolo de la oficina había sido alterado, y los planes de Louis para esa mañana se habían visto interrumpidos de manera inesperada.

Louis ignoró la mirada hostil y se dirigió hacia el ascensor con una determinación renovada. Sabía que el trabajo debía continuar a pesar de los obstáculos, y la citatoria de ese día era una prioridad que no podía permitirse fallar. Mientras esperaba el ascensor, repasaba mentalmente la agenda del día y se preparaba para lo que estaba por venir, con la esperanza de que el resto del día se desarrollara de una manera más fluida y sin contratiempos inesperados.

the auction (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora