nine

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Louis se despertó de golpe, el corazón latiéndole a mil por hora, cuando un grito angustiado rompió la calma de la noche. Se incorporó rápidamente de la cama, el sudor frío en su frente reflejaba el terror que acababa de experimentar. Sin perder tiempo, corrió hacia la habitación de Harry, su mente acelerada por la preocupación y el temor de lo que podría estar ocurriendo.

La puerta de la habitación se abrió con un fuerte golpe, y lo que vio hizo que su estómago se apretara. Harry estaba en la cama, sacudiéndose violentamente, su cuerpo en un espasmo frenético mientras golpeaba el aire a su alrededor. Los gritos seguían resonando, pero la oscuridad de la habitación hacía difícil distinguir detalles precisos. Louis se acercó con cautela, su voz tranquila intentando cortar a través del caos.

—Hey, sh, Harry, tranquilo —dijo con suavidad, colocando las manos sobre los brazos de Harry para detener su lucha contra el aire. Los golpes cesaron lentamente, y Louis pudo frenar los movimientos desesperados del joven, quien aún estaba atrapado en la pesadilla— estoy aquí, respira.

Los ojos de Harry permanecían cerrados, sumidos en un mundo de pesadilla que parecía completamente real para él. Sus labios murmuraban una súplica angustiada.

—Por favor, no me hagas nada, me porté bien. No me golpees —las palabras salieron en un susurro entrecortado, la voz temblorosa reflejaba el miedo que lo envolvía.

Louis entendió inmediatamente que la situación era más grave de lo que parecía a simple vista. Con cuidado, tomó el rostro de Harry entre sus manos, forzando al adolescente a abrir los ojos. La mirada aterrorizada de Harry finalmente se encontró con la de Louis, y el alivio comenzó a desplazar lentamente el miedo en su expresión. Harry estaba claramente exhausto, y las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos.

—Ángel, detente. Soy Louis, estás en casa —Louis insistió, su voz llena de calma y cariño, mientras limpiaba las lágrimas que rodaban por las mejillas de Harry con el pulgar— respira conmigo, así, muy bien.

Harry observaba a su alrededor, su respiración todavía errática mientras trataba de recuperar el control. La habitación, familiar y segura, no parecía ofrecerle el consuelo que necesitaba en ese momento. Louis lo observaba atentamente, notando cómo el cuerpo del adolescente, sudoroso y tembloroso, comenzaba a relajarse bajo su guía.

—Lo siento —murmuró Harry, su voz quebrada por la vergüenza y el agotamiento.

—¿Por qué? —Louis preguntó, intentando entender la raíz de la culpa que sentía.

the auction (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora