Capítulo 17

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—Lo declaro culpable y lo condeno a la pena de muerte —suena el mazo sobre la mesa— policías llévenselo a la celda, se notificará la fecha de su muerte mañana por la mañana.

—¿Qué? ¿Cómo puede ser posible? —dije gritando.

Vi como se llevaban a Tanner para la celda, en su rostro se podían reflejar miles de emociones, tristeza, angustia, enojo...

Empecé a desesperarme e intenté abalanzarme sobre los policías para impedir que se llevaran a Tanner.

—Será mejor que esperes afuera —dijo Abraham tomándome del brazo— yo intentaré ver qué puedo hacer.

Me llevó a la entrada de la sala de juicio y me dijo que esperara aquí hasta que él volviera para llevarme de regreso a la cabaña, Tanner le había contado sobre mi situación y debía estar protegida.

Empezaron a llegar muchos reporteros para recolectar información del veredicto final, ya que el caso de Tanner era toda una noticia en Tanburg. Me asusté al ver que traían cámaras, pues supuestamente me estaban buscando para matarme, por lo que traté de alejarme lo más que pude.

Corrí hasta donde mi cuerpo me lo permitió, ya que me empecé a sentir muy agotada, me fui desvaneciendo poco a poco hasta caer al suelo...

Al abrir mis ojos, logré darme cuenta de que estaba de nuevo en mi habitación. Por la ventana se podía contemplar que el sol estaba por asomarse.

—¡Layla! —dijo Ofelia mientras tumbaba la puerta de mi habitación.

—¿Qué pasa? —dije extrañada.

—¿Cómo que qué pasa? No has visto la hora que es? —dijo exaltada.

Tomé mi celular y vi que eran las 4:45.
¡Tenía 15 minutos para llegar al hospital!

—Desde hace rato suena tu despertador, desde mi cuarto lo escuché y al ver que no te despertabas vine a ver si seguías dormida y no estabas en la habitación, te busqué por toda la casa y no te encontré —dijo Ofelia.

—Qué extraño, no me he movido de mi cama —dije haciéndome la que no sabía nada.

—¿Segura? —dijo Ofelia misteriosa.

Sólo me quedé mirándola y no respondí nada.

—Bueno no importa, vete a bañar que ya se te va a hacer más tarde.

Me levanté y a como pude me duché y me alisté, ya a las 4:55 estaba lista para irme, al llegar a mi auto noté que Ofelia estaba subida.

—Yo te iré a dejar, así llegarás más rápido ya que no te preocuparas por el estacionamiento del auto.

Sonreí y accedí a que Ofelia me llevara. El hospital no está muy lejos de casa, muchas veces ya en 5 minutos estoy en el trabajo pero depende de qué tanta presa haya ese día.

—Qué suerte tienes de que no haya presa, mira que rápido llegamos —me dijo Ofelia mientras acercaba el auto a la entrada del hospital.

—Espero que aún no sean las 5 —revisé mi reloj de mano— son las 4:59 a.m. —dije mientras me apeaba del auto.

—Me llamas cuando salgas para venir por ti —gritó Ofelia— es muy peligroso que andes sola por la noche.

Empecé a correr para llegar antes de que fueran las 5, el jefe me dio esta segunda oportunidad y no la voy a desaprovechar.

—¡Muy bien Layla, pensé que no llegarías! —dijo mi jefe.

Sonreí, aunque luego mi sonrisa se borró al ver de largo el rostro de Lisa. Desde lejos podía observar cómo sus ojos se adentraban en mí con una mirada que me provocaba escalofríos.

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