Me quedé paralizada, era de noche y me encontraba en el lugar donde había encontrado ayer aquella nota, además estaba sola, o al menos eso creía.
—No te asustes Layla, soy Mario —dijo mientras se ponía frente a mí.
—Eres un idiota, casi me matas del susto —dije enojada.
—Perdóname, no era mi intención asustarte —dijo Mario apenado— mi tía me pidió que te llevara a casa, así ella no tiene que venir.
—Está bien, pero sólo te perdono si me haces un favor.
—¿Cuál?
Seguí a Mario hasta su auto y le pedí que me llevara a la biblioteca de la ciudad. Tenía que leer el libro e investigar lo que estaba pasando.
—Está muy bonita la noche, ¿no crees? —dijo Mario.
—Sí —respondí seria.
—Ya no estés enojada, mira ya llegamos.
Nos bajamos del auto e ingresamos a la biblioteca. Era enorme, tenía un estilo barroco y estaba llena, bastante diría yo para ser casi las 9:00 p.m.
—¡Layla! —volteé a ver y era Lisa, estaba junto a su madre.
Le tenía mucho aprecio a Alissa Hunner, la madre de Lisa. Ella fue como mi madre cuando estuve pequeña, ella y mi mamá fueron mejores amigas de toda la vida.
—Amiga, no sabía que estabas aquí —la besé en la mejilla, noté que miró de reojo a Mario— No sabía que trabajaba acá señora Alissa —dije sonriendo mientras miraba su uniforme.
—No me digas señora —sonrió— trabajó desde hace unas semanas aquí —se acercó un usuario— bueno si necesitas algo me dices, el deber me llama.
Me dirigí hacia los estantes para ver si lograba encontrar el libro, Mario se fue a observar los libros de acción.
Me fue imposible encontrarlo entre tantos libros que habían, así que decidí pedirle ayuda a Alissa pero vi que estaba ocupada, entonces busqué otra bibliotecaria.
—Disculpa, estoy buscando un libro pero no lo encuentro, ¿me podrías ayudar? —pregunté.
—Claro, ¿qué libro buscas?
—Tanner, de August Watson.
—¿Tanner? —frunció el ceño— Nunca había oído sobre ese libro, déjame y le consulto a mi supervisora.
La seguí hasta donde su supervisora, estaba en una oficina y tenía una computadora enorme donde guardaba información sobre todos los libros.
—Qué extraño querida, no encuentro ningún libro con esas características que me dices —dijo la supervisora mientras cerraba su computadora.
—Bueno, de igual forma muchas gracias —salí decepcionada.
Fui por Mario y le dije que nos fuéramos.
Antes de salir fui a despedirme de Lisa y su madre.—Hasta pronto Alissa —la abracé— ¿Dónde está Lisa?
—Salió, me dijo que vendría en unos minutos.
Salimos y la noche se encontraba más fría de lo que estaba, aunque la neblina se mantuvo. Podía sentir una mala vibra en el ambiente.
—¿Encontraste lo que buscabas? —preguntó Mario.
—No, lamentablemente no.
—¿Cuál libro es?
—El que le prestaste a Lisa, Tanner —dije un poco celosa.
—¿Qué? —soltó una risa— No ese libro no es mío, Lisa me pidió hace un tiempo que lo pusiera en tu biblioteca porque era un regalo para ti, ya que fue un libro de edición limitada de tu padre hace muchos años. Luego lo encontró tirado en un basurero afuera de casa y creyó que no te gustó. Ese día que hablamos en el restaurante fue sólo para bromear.
—¿De verdad? ¡Qué extraño! —dije pensativa— Bueno ya vámonos.
Continuamos caminando hasta llegar al lugar donde habíamos estacionado el auto. Estaba por subirme al carro, pero Mario me tomó del brazo y me detuvo.
—Espérate Layla, necesito que hablemos —dijo serio.
—¿Qué quieres hablar conmigo? —dije extrañada.
—Mira, ya no aguanto más —suspiró— eres una persona muy importante y especial en mi vida, nos conocemos desde pequeños y hemos compartido toda una vida juntos, como mejores amigos.
Mi corazón empezó a bombear con mayor intensidad.
—Layla, yo estoy enamorado de ti —mordió su labio inferior.
Mi respiración empezó a acelerarse y la de Mario también, en su rostro se podía reflejar que se encontraba nervioso. Me tomó mis manos y noté que sus manos sudaban, igual que las mías.
Se fue acercando hacia mi lentamente, nuestros labios estaban apuntó de tocarse uno con otro, pero ese momento fue interrumpido al ver una persona vestida con un traje extraño acercándose hacia nosotros.
—¿Qué es eso que viene ahí? —dije asustada.
—Tranquila, quédate a mis espaldas —dijo Mario.
La persona se acercó más y sacó un arma, disparó a sangre fría al corazón de Mario.
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Tanburg
Fantascienza¿Te imaginas poder vivir en un mundo que realmente no existe? Layla Watson, de veinte años, es una joven doctora cirujana. Vive con su padre August, de cincuenta años, un reconocido escritor de los años ochenta que actualmente tiene una relojería en...