Capítulo 24

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Llegamos al hospital y lo primero que hice fue pasar a ver a mi padre, a pesar de lo que Alissa me había contado traté de eliminar esos pensamientos de mi cabeza, ya que pienso que mi padre no era posible de haber cometido algo tan atroz.

—¿Me vas a acompañar a ir a ver a mi padre? —le pregunté a Alissa.

—No, no, ve tú. Yo iré a ver a Lisa —dijo nerviosa.

Al abrir la puerta de la habitación 201, pude ver que mi padre se encontraba en mejor estado.

—Buenos días papá —dije sonriente.

—Hija, buenos días —dijo mi padre como si estuviera sorprendido de verme— sobre lo de ayer, yo... —interrumpí.

—Tranquilo papá, ya dejemos ese tema atrás. Mejor cuéntame, ¿es verdad que ya te van a dar la salida?

Preferí dejar atrás todos esos asuntos, comprendí que nada hacía con recordar cosas que habían pasado hace mucho tiempo y que más bien podían afectar mi presente.

—Sí hija, hoy mismo me podré ir para la casa de nuevo —dijo mi padre emocionado.

—Papá, hay algo que quiero contarte —dije triste.

—¿Qué pasa hija? —dijo asustado.

—Ayer por la noche andaba en la biblioteca con Mario y cuando nos dirigíamos para el auto ya para irnos a casa, una persona vestida de negro disparó a sangre fría al corazón de Mario —dije angustiada.

Vi como los ojos de mi padre se abrieron como platos de la impresión.

—¿Qué? ¿Y que andabas haciendo tan tarde allí? —dijo mi padre casi regañándome— ya sabes que es muy peligroso andar en la calle por las noches.

—Es que estaba buscando un libro, pero ya pasó, no te preocupes que no lo volveré a hacer.

—¿Y cómo está Mario? —preguntó angustiado.

—No sé, ya despertó de la cirugía pero deben hacerle unos estudios para saber si la bala causó daños graves.

Luego de pasar unos minutos con mi padre, me dispuse a ir a visitar a Mario. Al salir de la habitación me topé con mi jefe.

—¡Hola Layla, que gusto verte! —dijo saludándome.

—Hola jefe, ¿qué pasó porqué no pudo hacer la cirugía conmigo el día que volví al trabajo?

—Tuve unos problemas personales —tragó saliva— mi hijo de 6 años falleció de leucemia.

—Hay jefe, no sabe cuánto lo lamento —dije angustiada.

—Gracias, ha sido muy difícil —suspiró— Me enteré lo de Mario, ojalá se recupere pronto. Te dejo porque tengo una cirugía —se marchó corriendo.

En los pasillos me topé a Ofelia.

—¡Layla, qué bueno que viniste! —dijo Ofelia— ven sígueme, te llevaré donde se encuentra Mario.

La seguí y me llevó hasta la habitación donde se encontraba Mario, al llegar notamos que afuera de la habitación habían muchos doctores hablando, uno tenía unas placas en las manos, otro tenía unos papeles.

—Disculpen ¿acaso pasa algo? —preguntó Ofelia asustada.

—Sí señora, hay algo que queremos comunicarles.

Mi corazón empezó a palpitar más rápido.

—No me diga que es lo que estoy pensando —dijo Ofelia angustiada.

—Tranquilícese, le tenemos buenas noticias. ¡Es un milagro! —dijo el cirujano emocionado.

—¿Porqué un milagro? —pregunté.

—Les comunicamos que el señor Schleiden se encuentra totalmente fuera de peligro. Al parecer el impacto de bala no causó ninguna herida importante, más que algunas leves que necesitarán de reposo para poder sanarse. Además hoy mismo podrá irse para su casa si así lo desea, sólo que tendrá que guardar mucho reposo.

—¡Qué buenas noticias! —dijo Ofelia emocionada.

Se acercó una enfermera corriendo hacia donde estaban los doctores.

—Hay una emergencia, un hombre acaba de sufrir un paro cardíaco grave y ocupa cirugía urgente, ocupamos refuerzos —dijo la enfermera agitada.

—El paciente ahorita se encuentra dormido porque se le acaba de aplicar un medicamento con anestesia, pero pronto despertará, permiso que tenemos que atender otra emergencia —se retiraron los médicos corriendo.

Al escuchar esa emergencia me hizo pensar en lo peor....

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