Capítulo 13

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—Mesero, la cuenta por favor —gritó Lisa

—Yo pago, yo fui la que te traje —dije.

Nos subimos en el auto, Mario nos acompañó. Lisa y Mario pasaron hablando durante todo el camino, yo pasé tratando de procesar en mi mente lo que acababa de pasar.

Llegamos y Lisa se bajó rápido ya que tenía que prepararse para una cirugía, me quedé con Mario buscando un lugar donde estacionar el auto.

—¿Porqué estuviste tan callada todo el camino? —preguntó Mario.

—Por nada, sólo pensando en mi padre —dije seria.

—¿Vas a ir a verlo?

—Sí —respondí seria nuevamente.

—¿Te puedo acompañar?

—Si quieres.

Bajamos del auto y entramos al hospital a la habitación 201, donde se encontraba mi padre, él estaba despierto.

—¡Hija! Te estaba esperando —dijo mi padre emocionado— ¿Qué pasó con tu jefe, para qué te necesitaba?

—No era nada papá, cuestiones de trabajo —traté de sonreír, preferí no decirle nada sobre mi despido para no preocuparlo.

—¿Y tú cómo estás muchacho? —dijo mi padre mirando a Mario.

—Bien don August —dijo Mario y estrechó la mano de mi padre.

Yo amo a mi padre, es lo más importante que tengo en el mundo, pero me sentía de alguna manera decepcionada de él, debía preguntarle todas mis dudas pero temía que su salud empeorara si terminábamos discutiendo.

En ese instante entró a la habitación Lisa.

—¡Hola a todos! Sólo pasaba a revisar a tu padre Layla, ya que debo practicar una cirugía dentro de unos minutos. Por cierto, el jefe te llama —me guiñó el ojo.

—¿De verdad? —traté de ocultar mi impresión, por mi padre.

Salí de la habitación y fui hasta la oficina del jefe, toqué la puerta.

—¿Quién es? —preguntó mi jefe

—Soy Layla —dije tímida.

—Pasa.

Acomode mi cabello antes de entrar.

—Buenas tardes jefe —tomé asiento.

—Mira Layla, seré franco contigo. Lisa me comentó sobre tu situación, te comprendo ya que yo también he pensado que con alcohol se solucionan los problemas. Te voy a dar una segunda oportunidad, tú decides si la tomas o la dejas.

—Claro señor, sólo dígame que tengo que hacer.

—Mira, mañana te espero a las 5:00 a.m. Acá en el hospital para que vuelvas a trabajar, si no vienes no te daré más oportunidades, ¿de acuerdo?

—Claro que sí, aquí estaré muchísimas gracias jefe —dije emocionada.

Salí de la oficina de mi jefe, la mentira de haber tomado alcohol me había solucionado muchos problemas y por fin había tenido una buena noticia en el día. ¿Quién iba a pensar que en la mañana iba a ser despedida y en la tarde recuperaría mi trabajo?

SALA 201
Lisa revisó a August y notó que todos sus signos vitales se encontraban bien.

—Sus signos vitales son excelentes —dijo Lisa— ojalá se recupere pronto.

—Qué bueno, gracias querida —dijo August.

—¡No es nada! —dijo Lisa, se aproximaba a salir de la habitación pero se devolvió— Casi lo olvido, quería felicitarlo por su libro, es excelente, lástima que dejo la escritura.

—Muchas gracias, ¿de cuál libro hablas?

—De Tanner —sonrió y salió de la habitación.

El rostro de August se cambió por completo, pasó de tener un rostro tranquilo a ponerse tenso y nervioso.

A los segundos volvió Layla.

—Ya volví papá —noté que su rostro estaba diferente— ¿Estás bien papá?

—Sí cariño —su rostro se vio más tranquilo.

—Voy por un vaso de agua Layla, ya regreso —dijo Mario y salió de la habitación.

Me quedé a solas con mi padre, miles de preguntas pasaron por mi mente y no me pude resistir.

—Papá, necesito preguntarte algo.

—Dime hija.

—Papá... —tragué saliva— Quiero que me hables sobre tu libro, Tanner.

El rostro de mi padre se tornó asustado otra vez, se veía pálido.

—Hija, yo... —en ese momento entró Ofelia—

—¡August! —dijo con la voz escandalosa de siempre— Oh, hasta que por fin vienes a ver a tu padre —me miró de reojo y sonrío.

—fingí una sonrisa—

Ofelia lo había arruinado.

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