Capítulo 22

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—¡Ah! ¿El que votaste en la basura? —dijo Lisa sarcástica— Era un regalo para ti, pero al parecer no te gustó.

—Qué raro, ni me di cuenta cuándo lo tiré —dije extrañada— ¿De dónde lo sacaste? Fui por el a la biblioteca y no lo encontré.

—Ah es que mamá... lo consiguió en la biblioteca por edición limitada —dijo Lisa insegura— era el único ejemplar que quedaba —fingió una sonrisa.

—Ya veo... ¿Me lo podrías prestar? —dije después de unos segundos en silencio.

—Es que ya lo regalé —fingió una sonrisa— bueno vamos a dormir que ya es tarde y mañana entro muy temprano al hospital —dijo como si quisiera evadir la conversación.

No le tomé mucha importancia y cerré mis ojos, rápidamente me quedé dormida. El cansancio que tenía mi mente y mi cuerpo era inimaginable, tanto que había olvidado el anillo de compromiso. ¿Acaso Mario me iba a proponer matrimonio?

Luego de una noche en la que pude dormir tranquila, las interminables llamadas a mi celular me hicieron despertar. Al abrir mis ojos, pude ver que Lisa no estaba, de seguro ya se había ido a trabajar. La puerta de la habitación de Alissa estaba cerrada, por lo que imaginé que aún seguía dormida.

Tomé mi celular, eran las 6:00 a.m. y tenía muchas llamadas perdidas, en ese momento me entró una llamada, era de Ofelia.

—Layla, tengo 2 noticias que darte —dijo Ofelia con la voz apagada.

—¿Qué pasa? —dije asustada.

—Tranquila, la primera es que pronto le van a dar la salida a tu padre —Ofelia tragó saliva— y la segunda...

—¿Y la segunda cuál es? —dije desesperada.

—La segunda también es buena, Mario ya despertó —dijo alegre— Al parecer está muy bien de la herida.

—¿De verdad? ¡Qué buenas noticias! —dije entusiasmada— en un momento me voy para el hospital.

—Aquí te espero, ya están sirviendo el desayuno acá en la cafetería, nos vemos en unos minutos —dijo Ofelia y colgó

En ese momento Alissa salió de su habitación.

—Pensé que estabas en el hospital —dijo Alissa mientras bostezaba.

—No, hoy es mi día libre. Te tengo buenas noticias —dije sonriente— ¡Mario ya despertó!

—Qué bueno —dijo no muy emocionada— voy a preparar el desayuno para irnos para allá, mientras ve a bañarte y te pones una ropa de Lisa.

Recogí los colchones y las cobijas y luego me fui a tomar una ducha. Salí y me puse un vestido de paletones color blanco y con rosas rojas, unos zapatos rojos cómodos y me dejé el cabello suelto. Llegué a la cocina y Alissa estaba empezando a poner la mesa para desayunar.

—¡Qué bien te ves Layla! —dijo Alissa.

—Gracias, el desayuno se ve delicioso —dije mientras me sentaba para desayunar.

Alissa había preparado un desayuno rápido y sencillo, pero delicioso. Consistía en unos panecillos con mermelada, queso, huevos revueltos y una buena taza de café. Además había manzanas y uvas en una cesta.

—¿Cómo sigue tu padre Layla? —dijo Alissa mientras comía una uva.

—Bien, muy pronto le darán la salida —dije emocionada.

—¿De verdad? No sabes cuánto me alegra —dijo mientras apretaba un cuchillo con mucha fuerza.

Me asustó su forma de actuar y la miré muy asustada.

—¿Qué? Sólo voy a cortar el pan —sonrió.

Se me vino a la mente nuevamente el asunto de mi madre. Se me ocurrió preguntarle a Alissa, ella debería saber qué le había pasado.

—Alissa, ¿puedo preguntarte algo? —mordí mi labio inferior.

—Claro Layla, dime —dijo mientras limpiaba su boca con una servilleta.

—Es sobre mi madre.

Puede ver cómo su rostro cambió totalmente, era una mezcla de enojo, rabia, tristeza, aunque luego se volvió a tornar normal.

—¿Qué quieres saber sobre tu madre? —dijo Alissa con voz tranquila.

—¿Sabes cómo murió ella? —tragué saliva.

—Al parecer tu padre no te ha hablado de esto nunca —frunció el ceño— ¿De verdad no sabes?

—No, ¿qué pasó? —pregunté extrañada.

—Escucha, prométeme que no le dirás nada a tu padre de lo que te voy a contar, si él no te ha querido decir sus razones tendrá —dijo mientras tomaba mis manos— pero creo que ya tienes la edad suficiente para saber sobre esto.

—Lo prometo.

—¿Nunca te has preguntado porqué tu padre dejó la escritura? —me miró fijamente.

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