Mario se fue desvaneciendo poco a poco hasta caer al suelo. Empecé a gritar desesperada, lo primero que hice fue agacharme y tomarle el puso, por dicha seguía vivo.
Intenté mirar a mi alrededor para ver si alcanzaba observar a la persona que había hecho esto, pero la neblina no me lo permitió. Estaba aterrada, así que lo que se me ocurrió fue ir a pedir ayuda a la biblioteca, que era el lugar más cercano.
—¡Ayuda! Le acaban de disparar a mi amigo —grité mientras abría las puertas de la biblioteca.
La gente me miró aterrada y me siguió hasta donde se encontraba Mario, al llegar pude notar que la escena era peor. Mario estaba empezando a tirar chorros de sangre por la boca, además estaba sobre un gran charco de sangre, aunque eso no me importó para abrazarlo.
—Ya llamé a la ambulancia, llegarán en cualquier momento —dijo Alissa mirando a Mario.
En ese momento llegó Lisa.
—¿Qué pasó aquí? —dijo Lisa mientras observó la escena y gritó aterrada— ¡Mario! —empezó a llorar y se agachó junto a mi y empezó a abrazarlo.
Mantuve presionada la herida para tratar de que el sangrado se cortara. Luego de unos minutos llegó la ambulancia.
—Abran paso señoritas —dijeron los paramédicos mientras acercaban una camilla.
Empezaron a revisar a Mario para ver si se encontraba aún con vida, al darse cuenta que sí lo subieron rápidamente a la ambulancia y se fueron rumbo al hospital.
—Tenemos que irnos para el hospital de inmediato —me dijo Lisa.
—Por supuesto, vamos en el carro de Mario —dije desesperada mientras me subía al auto.
Recordé con nostalgia que cuando intenté subirme al auto hace unos minutos, Mario me tomó del brazo para hablar conmigo. Al escuchar sus palabras mi corazón bombeó con mayor intensidad, la verdad no estaba segura si yo también estaba enamorada de él pero lo que acaba de suceder me confirmó que sí, sentía que me estaban arrancando una parte de mi vida.
—Manejen con cuidado chicas —dijo Alissa con la voz temblorosa— yo apenas salga del trabajo me voy para allá.
—No te preocupes mamá, todo va a estar bien —dijo Lisa mientras se limpiaba las lágrimas y le guiñaba el ojo.
—Si no es mucha molestia, ¿podrías pasar por Ofelia, la tía de Mario? —dije seca.
—Claro, no hay problema.
Nos pusimos en marcha y manejé lo más veloz que pude. Al llegar al hospital nos bajamos rápidamente y fuimos corriendo a la sala de operaciones, nos quedamos afuera.
—¿Crees que podamos hacer la cirugía nosotras? —le pregunté a Lisa.
—¡Estás loca! Mira como estamos de nerviosas.
—Tienes razón —suspiré e intenté tranquilizarme.
—Me las va a pagar poco a poco —dijo Lisa seria.
—¿Quién?
—Lisa sacudió su cabeza— El que le haya hecho esto a Mario.
Empezaron a entrarme muchas llamadas a mi celular y no le di importancia, aunque luego recordé que podía ser Ofelia así que contesté.
—¿Bueno?
—¡Dónde están metidos! —gritó Ofelia enojada— Me tienen muy preocupada.
—No se altere doña Ofelia, pero hay malas noticias —dije apenada.
—¿Qué pasa? —dijo Ofelia asustada.
—Será mejor que venga y lo vea usted por si misma, en unos minutos pasará por usted la señora Alissa, la madre de Lisa —colgué.
Nos fuimos a sentar a la sala de espera para esperar a que acabara la cirugía, al cabo de unos minutos llegaron Alissa y Ofelia. Luego de esperar unas horas que se hicieron eternas, salió el doctor.
—¿Familiares del señor Mario Schleiden? —preguntó mientras miraba a las personas que se encontraban en la sala de espera.
—Nosotras —dije mientras me ponía de pie.
—¿Cómo está mi sobrino doctor? —dijo Ofelia mientras le empezaban a salir lágrimas.
—Miren, voy a ser sincero con ustedes —suspiró— en este momento la cirugía aún no ha acabado, aunque ya se extrajo la bala todavía tenemos que revisar qué heridas causó y si tocó algunas venas importantes, aunque no hay muchas posibilidades de que el paciente sobreviva. El resultado dependerá de cómo vaya a pasar la noche, con su permiso —se retiró.
Todas empezamos a llorar desconsoladas, en ese momento se acercó un policía hacia nosotras.
—Disculpen por la interrupción, soy el policía Abraham Dalph y estoy encargado en el caso del señor Mario Schleiden.
Mi cerebro se congeló al oír aquel nombre, ¿Abraham Dalph?
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Tanburg
Science Fiction¿Te imaginas poder vivir en un mundo que realmente no existe? Layla Watson, de veinte años, es una joven doctora cirujana. Vive con su padre August, de cincuenta años, un reconocido escritor de los años ochenta que actualmente tiene una relojería en...