OmegA 15

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Media: Puppeteer by Max

—Te recomiendo que te asees un poco y te pongas alguna ropa decente

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—Te recomiendo que te asees un poco y te pongas alguna ropa decente. Tengo las piezas de la última colección en el atelier del segundo piso —comentó la madre de Yuri con un gesto despectivo por las ropas de su hijo.

Yuri salió de su presencia sin decir otra palabra, la rabia lo inundaba en ese momento. Había pasado de ser alguien totalmente independiente en la tierra a ser nuevamente una especie de marioneta en manos de sus padres.

Otabek se mantuvo silencioso mientras Yuri hacía lo que le había pedido su madre. La mujer lo invitó a que se sentara en la sala y el moreno agradeció el haber ido solo. Yuri tardó cuarenta minutos en arreglarse y regresar. Parecía un modelo de revista, aunque su cara tuviera aquella expresión de haber chupado un limón recientemente.

Un sonido extraño llamó la atención de todos en la casa, era como una especie de zumbido entrecortado que se fue haciendo más potente. Otabek cayó en cuenta que aquel era un helicóptero personal. —¿Qué mierda es eso? —gruñó el rubio haciendo que su madre torciera la cara un poco más si podía.

—Ese es el transporte personal del señor Nikiforov. Espero que te comportes como es debido.

Contener las ganas de interferir le estaba causando un dolor de cabeza al moreno. Esa era, por demás, una de las peores reuniones familiares en las que había estado. En esos momentos no pudo evitar sentir lástima por Yuri, pero ocultó la mirada para evitar que el rubio se sintiera ofendido.

Unos minutos más tarde el famoso alfa que había aceptado a Yuri era recibido efusivamente por los padres del rubio.

Era alto, casi tanto como el amigo de Otabek y traía una sonrisa cálida. Sus ojos azules estaban bordeados por blancas pestañas y su postura hablaba de confianza y soberbia. Yuri parpadeó, era como una contradicción ambulante.

El alfa lo vio y su sonrisa se volvió una expresión tonta de admiración. —Oh, benditos los ojos que te ven, mi hermoso Yuri —el hombre tenía un acento que lo hacía arrastrar las erres. Llegó a su lado sin problemas e ignorando la expresión de desagrado del rubio tomó su mano y la besó. Yuri la retiró sintiendo que los cabellos de su nuca se erizaban y poco le faltó para sisear como un gato enojado.

—Me siento tan feliz de que finalmente regresaras para celebrar nuestra boda. ¿Te gustaría una grande y hermosa o una más pequeña y familiar?

—Oye, viejo. Antes que vayas por ahí pensando en bodas y pendejadas, tenemos que hablar —la madre de Yuri palideció, el padre tomó un largo sorbo de su wiski y Otabek se llevó una mano a la cara sintiendo vergüenza ajena.

—Claro que podemos hablar, pequeño príncipe. ¿Quieres que demos un paseo en mi transporte?

—No, solo vamos a mi habitación.

—Oh... pero aún tenemos que casarnos antes de hacer nada. Aunque no me molesta la idea.

—¿Qué te pasa, viejo pervertido? No haremos nada, solo vamos a hablar. ¡Mueve tu puto trasero! —y Yuri salió sin esperar a ver si el hombre lo seguía o no.

OmegA (Otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora