Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
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Yuri regresó a la casa a tiempo para la cena, aunque no tenía demasiada hambre. Tan pronto entró por la puerta sintió el olor de Otabek llenando el lugar y respiró profundamente. Eso lo hacía sentir realmente en casa. Algodón de azúcar, eso lo hizo sonreír.
—¿Yuri? —escuchó que el alfa lo llamaba y sonrió más ampliamente, dirigiéndose de inmediato a los brazos del moreno sin detenerse a pensar en nada.
—Mh, se siente bien llegar a casa —susurró pegándose a Otabek y abrazándolo.
Yuri no pudo evitar hundir su cabeza en el pecho del moreno y para cuando se dio cuenta de lo que sucedía ya era un poco tarde, Otabek estaba totalmente concentrado capturando su aroma.
—Yuri... hueles... diferente hoy.
—¿Qué...? —susurró y solo entonces recordó que Jean le había tocado la cabeza y puesto su brazo alrededor del cuello. El corazón le dio un fuerte y único latido antes de que intentara alejarse y Otabek le dio una mirada extrañada. Se echó a reír de forma nerviosa sin saber realmente qué hacer, si quedarse o seguir alejándose. Otabek lo tomó de la mano con gentileza y lo haló en su dirección por lo que Yuri no tuvo más remedio que dejarse acercar para no levantar más sospechas.
—¿Te pasa algo? —preguntó acariciándole el pelo con suavidad.
—¿A mí? No, no, nada.
—Estás nervioso. ¿Es por lo que pasó en la reunión? —Otabek hundió su cabeza en el cuello de Yuri y lamió su marca sin previo aviso, eso lo hizo saltar desprevenido en vez de hacerlo derretir como era la intención del moreno.
—¿Qué- qué haces?
—Hueles delicioso, eso es todo.
—¿Tú crees? Y... ¿a qué huelo? —preguntó nervioso por demás, pero intentando calmarse.
—No lo sé... es solo algo muy delicioso, aunque no más delicioso de lo que yo preparé para la cena —el rubio respiró profundamente, relajándose finalmente al notar la sonrisa en los labios de su pareja.
—Antes iré a tomar una ducha, no me tardo —Otabek lo dejó luego de darle un beso, observándolo mientras se dirigía al baño. Yuri no volteó a verlo, de haberlo hecho habría notado la extraña expresión en el rostro del moreno.
El olor de Yuri era inconfundible. Hablaba de celos y de cachorros. Era algo extremadamente dulce y a pesar de que el olor pertenecía a un omega débil, había sido lo suficientemente intenso como para pegarse a la ropa del rubio. ¿Acaso había sido ese tipo de problema durante la reunión? Pero Yuri parecía cansado y algo nervioso por lo que decidió que dejaría el interrogatorio para otro momento. Se regresó a la cocina para dejar todo listo para cuando Yuri terminara. También estaba el hecho de que no solo era el aroma de un omega débil, había otros, pero el más prominente, era el olor de su omega cuando quería calmarlo.