Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
Bien... de pronto tuve un poco de bloqueo, no porque no supiera qué escribir, más bien por asuntos de mi estado de ánimo. Pero eso se resolvió y finalmente pude retomar la musa que necesitaba para escribir este capítulo en especial.
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La puesta de sol en las montañas era algo hermoso de ver. El bosque de pinos alrededor de ellos perfumaba el aire cuando la brisa movía las ramas. A lo lejos las montañas tomaban un color azul grisáceo mientras que el cielo se teñía de rojos y dorados.
Yuri no podía sentirse más en paz que en ese momento. Otabek lo abrazaba por la espalda mientras ambos veían tranquilamente cómo el lugar cambiaba la posición del sol en el firmamento.
—Si no fuera por lo que pasó en el restaurante me quedaría aquí para siempre, justo en este momento —la respuesta de Otabek fue un sonido bajo de aceptación.
El móvil del moreno sonó justo en esos momentos haciendo que el rubio arrugara el ceño.
—¿Será Víctor? —la preocupación era evidente en la cara de Yuri. Otabek miró el número y sonrió levemente.
—No, es Chris.
—¿Para qué te tiene que llamar? —murmuró molesto y Otabek lo besó en la sien mientras deslizaba el ícono de su móvil para contestar.
—¿Chris? ¿Cómo estás?
—¡Beka! ¿Dónde te has metido? He ido personalmente a tu casa en varias ocasiones.
—Lo siento, olvidé decirte. Estoy de vacaciones con Yura, en las montañas.
—Eso es genial, hombre. Pero debiste decirme. De todas formas, iré a tu casa cuando regreses, quiero entregarte la invitación personalmente.
—¿Invitación?
—Sí, es que haremos una fiesta luego que nazca el bebé y quería que reservaran la fecha. Quería decirles con tiempo para que hicieran los arreglos. No puedes faltar por nada del mundo.
—No lo haré, pero pensé que aún faltaban meses para eso.
—Falta un mes más, ya tenemos una fecha para el alumbramiento. Deberías ver a mi Masumi, se ve tan sexy —a lo lejos Otabek pudo escuchar las protestas del omega de Chris y no pudo evitar sonreír.
—Iremos a verlos tan pronto estemos de vuelta. Deberías traerlo aquí, está perfecto.
—Lo haré... en algún momento. Masumi no parece ser de los que quiera alejarse de su pequeño tan rápidamente.
—¿A qué te refieres?
—Ya se tomó su licencia por maternidad, pero dice que no va a regresar hasta que el pequeño esté de regreso en la escuela. Ya estoy estudiando a qué compañía me uniré porque sé que mi Masumi no regresará a trabajar hasta que el pequeño se valga por sí mismo —Otabek escuchó la risa de Chris y supo que al rubio no le molestaba en lo más mínimo trabajar. En el tiempo que había estado con la pareja se había enterado de que Chris tenía acciones en diversas compañías y que Masumi era un alto ejecutivo que, en su momento, estuvo bajo las órdenes de Chris quien era brillante para los negocios.
