Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
Espero que el texto no se repita en este capítulo. Ya revisé y no hay nada repetido. Si alguien tuviera problemas y está leyendo desde su celular, les aconsejo que salgan de la cuenta de Wattpad y regresen. Le dan unos instantes para que actualice y luego vuelvan a ver el capítulo. A veces tarda demasiado en actualizarse desde el celular o deja las cosas a mitad. :(
Media: Shy by Jai Waetford, AMV by Nightcore
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—Yuri... —el tono en que dijo aquello hizo que el omega de Yuri metiera el rabo entre las patas y que a él le diera un escalofrío en el cuello.
—B-beka... cachorro... no lo dije de esa forma. Carajo...
El alfa de Otabek gruñó, pero el moreno pudo controlarlo con relativa facilidad, con todo, no era algo que pudiera aceptar fácilmente.
—Haces que me duela la cabeza. ¿Piensas que puedes contagiar a Víctor?
—Creo que puedo hacerlo, de la misma forma en que te contagié a ti.
—Yo no quiero que muerdas a nadie más, no de esa forma —gruñó dándole una mirada de soslayo que pretendía mostrarle lo mal que le sentaba siquiera la insinuación.
—Obvio que no. Pero es el viejo.
—Aun así, aunque lo muerdas, no funcionaría.
—Si ellos logran despertar algún tipo de presencia alfa en Yuuri en vez de tratar de despertar al omega, tal vez podría funcionar.
—¿Y si no funciona?
—Le puedo quitar la mordida como lo hice contigo.
—Estás en tratamiento, podría no funcionar —luego de eso hubo un largo silencio donde solo se escuchó la música en la radio del auto. El rubio volteó su cara hacia el cristal de la puerta observando el paisaje del camino con estudiada intensidad.
—Yo... —su voz se había vuelto casi un susurro, aunque Otabek podía escuchar con claridad la voz extrañamente profunda del rubio— ...estaba pensando en dejar el tratamiento.
—¿Qué? ¿Por qué...?
—Hay... cosas... que quiero hacer.
—Yuri, ¿dejaste de tomar los medicamentos de nuevo?
—No, eso no. Quería consultártelo primero.
—¿Y esas cosas son ayudar a Víctor?
—Hay... otras —Otabek esperó. No sabía por qué, pero las palabras de Yuri parecían ir en una dirección que hacían que su corazón latiera fuerte de forma repentina. Su pecho se llenó de esperanza, como si alguien hubiera apretado el botón de la cuenta regresiva. Disminuyó la velocidad y poco a poco detuvo el auto.
—Quiero intentar tener una familia.
—¿Seguro que no lo dices solo porque las hormonas de Seung te estén afectando? —Yuri negó— ¿Y tu trabajo?