Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
Bien... ya sé que solo son excusas, pero esta vez es muy válida. Enfermé, estuve toda la semana bastante mal del estómago. Todos en la casa estuvimos mal, pero bueh, siempre me toca la peor parte. Finalmente me sentí con los ánimos de seguir escribiendo. Espero no me maten, recuerden que siempre puede haber un fanservice a la vuelta de la esquina.
Media: Tell Her You Love Her by Echosmith (lyrics)
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Las enfermeras que habían quedado en la habitación de Víctor no se acercaron a la pareja en ningún momento. Tan solo estaban allí observando que no hubiera una reacción negativa luego de la mordida. Con todo, Yuuri ni siquiera recordaba que estaban allí.
Ese tiempo ambos se lo habían pasado mimándose el uno al otro. El hombre de ojos azules aun necesitaba descanso y Yuuri lo sabía perfectamente. A pesar de que no podían hacer mucho, el japonés estaba maravillado con la forma en que podía sentir al alfa ahora.
Además, era tierno ver cómo Víctor se dejaba hacer. Ya fuera porque sus fuerzas aun no regresaban, o porque estaba intoxicado con la cercanía de su destinado, el hecho era que estaba allí comportándose como un pequeño omega sin serlo realmente.
—Víctor... ¿cómo te sientes?
—Yuu, es tan delicioso. Tu olor, tu calor, todo es maravilloso. Quiero estar así siempre, envuelto en todo lo que eres... en tu alfa... y en tu humanidad. No sé cómo pude sobrevivir hasta este momento sin todo eso —Víctor ronroneó, restregando su cara contra Yuuri como un enorme gato. El moreno acarició su cabello con gentileza, depositando un beso en su boca cuando Víctor levantó la cabeza para mirarlo.
—¿Y ahora qué?
—Estaremos juntos para siempre.
—¿Eso significa que nos casaremos? —Víctor se quedó en blanco por unos momentos y luego parpadeó un par de veces sin entender. Yuuri se echó a reír y aunque el alfa no lo entendía, se echó a reír también.
—Haremos lo que quieras, cariño. ¿Me llevarás a conocer a tu familia? —Yuuri asintió.
—Aunque no sé cómo les vamos a explicar eso de que somos destinados.
—No hay que explicarlo, cuando nos vean lo sabrán de inmediato —Víctor dijo aquello con tanta seguridad que Yuuri también tuvo la certeza de que lo sabrían de inmediato y eso lo hizo sentir feliz.
—No puedo esperar a que regresemos —el hombre de ojos claros acarició los negros cabellos con ternura. No podía ni quería dejar de tocar a Yuuri. Era tan adictivo sentirlo.
—¿Cuándo crees que se irán? —susurró el moreno en su oído intentando que las enfermeras no lo escucharan. Tenía un leve sonrojo y Víctor podía sentir la timidez filtrándose a través del vínculo que había entre ambos. Ronroneó extasiado. El vínculo estaba allí, era real, los unía y él quería gritar, aullar de felicidad.