Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
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Cuando Otabek estuvo totalmente seguro de que estaba solo se dejó caer en el sofá de la salita, dejándose resbalar un poco y se cubrió la cara con el brazo. Su teléfono comenzó a sonar en ese preciso momento. Lo sacó de su bolsillo para ver que la llamada entrante era de Jean. Así que era totalmente cierto todo aquello. Jean estaba en su mundo. El problema era que él no quería hablarle en esos momentos. Ignoró la llamada, pero Jean continuó llamándolo, de hecho, lo llamó diez veces corridas.
A la onceava vez volvió a mirar el teléfono y vio que el número ahora era el de Víctor. Pensó que tal vez era Jean desde el teléfono del hombre.
—¿Buenas?
—Señor Altin, por fin contesta una de nuestras llamadas —aquel era Víctor Nikiforov.
—Señor Nikiforov, creo que no es el momento...
—Todo es mi culpa, de no haber sido por mis malas decisiones ninguno de nosotros estaría de vuelta. Por favor, escúcheme —intentó explicarle, pero él no quería escuchar.
—Prefiero que Yuri me explique todo cuando regrese —Víctor dio un largo suspiro cansado y un murmullo que sonaba sospechosamente como una maldición.
—Entiendo... al menos déjeme decirle que Yuri solo estaba ayudándome.
—Bien... solo dígale a Jean que deje de llamar —colgó sin esperar la respuesta del alfa y apagó el móvil totalmente. No le interesaba lo que Víctor tuviera que decirle y por alguna razón, no quería realmente escuchar a Jean dándole excusas. Lo único que le interesaba era saber por qué Yuri no le había dicho que Jean estaba allí.
Dolía... casi tanto como cuando Jean se había marchado. Pensó en ir a visitar a sus padres, al menos por esa noche, pero seguramente se darían cuenta de que estaba pasando algo y no quería preocuparlos.
Potya, como siempre, estaba desaparecido dentro del apartamento, así que tampoco podía contar con que lo hiciera sentir mejor. Si tan solo Yuri estuviera allí.
Maldijo quedamente y terminó encerrándose en su habitación. Volvió a encender su móvil y desde ahí llamó a algunos de sus amigos para ponerse al día con ellos y aunque eso lo distrajo un poco, no fue suficiente para hacerle olvidar todo el asunto.
Se había tirado sobre la cama cuando escuchó que entraba un mensaje. Tomó el aparato y vio que el mensaje era de Jean. Por alguna razón eso lo enfureció. Se enderezó sobre la cama de inmediato y abrió el mensaje.
"Cachorro, perdóname, yo le pedí que no te dijera nada."
—Eso no es lo que me molesta —gruñó —es mi omega, debió decirme, aunque le dijeras eso —comenzó a marcar un mensaje con rapidez, pero antes de poder enviarlo le llegó otro.
"Yuri está muy triste, ¿puedo abrazarlo?"
Aquello hizo que Otabek se enfureciera y borró de inmediato lo que había escrito para enviar un mensaje diferente.
