Otabek es un alfa con un problema que no puede ignorar, una mordida que no debería estar ahí. Para resolver el problema tendrá que encontrar al omega que lo ocasionó, Yuri Plisetsky. Pero Yuri ha escapado y nadie conoce su paradero. Mientras lo b...
Media: Animal by Chase Holfelder (Nightcore Edit, deeper version)
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Yuri entró a la casa de Jean sintiendo una furia que no había sentido antes en su vida. La verdad solo había pensado en ir y presentarse ya que Jean no quería contarle mucho de nada. Sin embargo, se acababa de llevar la sorpresa de su vida al descubrir que el chico del cual su mejor amigo hablaba todo entusiasmado no era otro que el alfa del cual había escapado en su mundo.
Sin detenerse a pensar en nada cerró la puerta tras de sí y dejó que su aroma y su aura le dijeran a las claras al alfa que su hostilidad podía fácilmente convertirse en agresión. Otabek no era tonto, sabía que Yuri conocía cómo defenderse perfectamente mientras que él, gracias al celo falso de omega y al día y medio de sexo con Jean estaba en completa desventaja. Su aura de alfa no iba a funcionar en esos momentos por lo que sintió que realmente corría peligro. Dio unos pasos atrás, alejándose del omega enfurecido y antes que pudiera decirle nada echó a correr escaleras arriba en dirección a la habitación de huéspedes. Tal vez tendría tiempo de llamar a Jean al club.
—¿A dónde crees que vas? —rugió el omega corriendo escaleras arriba tras él. Cuando Otabek intentó cerrar la puerta Yuri la empujó con fuerza, abriéndola al instante. Otabek intentó alejarse, sabiéndose en desventaja.
—¿Cómo me encontraste? —rugió y Otabek tembló sin poder evitarlo.
—Le dejaste una carta a tus padres.
—No me refiero a cómo llegaste a la tierra sino cómo sabías que era amigo de Jean.
—No sabía eran amigos... lo juro —Yuri se acercó, acechándolo y Otabek trató de buscar una ruta de escape, para su mala suerte, el rubio pudo leer sus intenciones y no queriendo correr ningún riesgo lo atajó cuando subía a la cama para escapar por el otro lado.
Yuri lo tiró sobre el colchón arrancándole un grito de temor. Atrapó sus muñecas sobre su cabeza y pilló sus piernas con el cuerpo. El rubio pensó que su cara asustada valía un millón. Aquel era el idiota que lo había empujado a huir de todo lo que tuviera que ver con su mundo y ahora lo tenía indefenso bajo su cuerpo. Le pareció que se había encogido un poco desde la última vez que lo había visto, dos años tras más o menos.
En dos años había crecido un poco más, al menos una cabeza más. Ahora estaba de la misma altura que Otabek. Lo vio intentar soltarse y apretó sus muñecas con fuerza. —¿Qué haces? —preguntó el moreno con un creciente sentimiento de peligro. Los ojos verdes de Yuri parecieron relampaguear de ira.
—Pensé que nuestro encuentro el día de mi cumpleaños sería suficiente para darte entender que jamás lograrías controlarme, mucho menos obligarme a casarme contigo.
—Yo... nunca quise casarme contigo, fueron tus padres.
—Y, sin embargo, estás aquí, ya me encontraste, ahora solo me queda hacerte entender que no importa cuántas veces intentes controlarme, nunca podrás.
