OmegA 14

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No es un capítulo muy movido, pero es necesario. Además que Wattpad está dando lata.

Media: Unstoppable by Sia

Otabek no estaba totalmente seguro de que Jean pudiera continuar en la moto y ya estaba a punto de sugerirle dejarla ahí y que se fuera en el coche de Yuri cuando su novio pareció recuperar la concentración

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Otabek no estaba totalmente seguro de que Jean pudiera continuar en la moto y ya estaba a punto de sugerirle dejarla ahí y que se fuera en el coche de Yuri cuando su novio pareció recuperar la concentración.

—Ya puedes comenzar a explicarme, sea lo que sea, prometo creerlo —Otabek le dio una gran sonrisa.

—Estas son las tierras de los Altin. Estamos a varios kilómetros de la casa. Y pues... soy el heredero de los Altin. Yuri es el heredero de los Plisetsky. Yo soy un alfa y él es un omega —Otabek se ajustó el casco y Jean lo imitó, subiendo a la moto. Aceleró el motor varias veces como aviso para que Yuri los siguiera y luego arrancó, Jean lo siguió de cerca. Cuando ya llevaban un buen tramo, Jean no pudo contener más su curiosidad y comenzó a preguntar mientras conducían.

—¡Oye! ¡Qué significa que sean alfa y omega? ¿Cómo los lobos en una manada?

—¡No, es algo complicado! ¡Te lo explicaré más tarde!

—¡¿Y yo que vengo siendo aquí?!

—¡Tú eres un beta! Si alguien te pregunta, di eso.

—¿Un beta? ¡Pensé que habías dicho que eran alfa y omega!

—¡Nosotros lo somos, pero existen los beta y tú serías uno de ellos! —Jean decidió que lo mejor sería esperar a llegar a la casa de Beka y se concentró en disfrutar el paisaje.

Su novio acababa de decir que todas aquellas tierras le pertenecían. ¿Acaso su familia era rica? ¿Y por qué había dicho que él y Yuri eran herederos? Su novio tenía tantas cosas que explicarle.

Luego de media hora llegaron finalmente a una hermosa casa en medio de una colina. Una mezcla de paredes de piedra, gigantescas ventanas de cristal y techos de madera con enormes vigas de troncos, bien pulidos y hermosamente trabajados. Había un auto blanco estacionado afuera en el redondel de la entrada y un grupo de pavos reales caminaba entre los arbustos que adornaban las áreas verdes. Aquello no era una casa, sino una mansión. Jean se quedó con la boca abierta. Un hombre salió a recibirlos y al ver a Otabek su rostro cambió. De inmediato fue avisarle a su señora madre.

—Espero que mamá no muera de la impresión —susurró cuando entraron a la casa.

Ya en el interior Jean pudo apreciar el buen gusto de la familia, con un estilo rústico y moderno a la vez.

—¿Por qué no me dijiste que estabas cargado?

—Pfft, esto no es nada —murmuró Yuri cruzándose de brazos.

Una mujer de baja estatura, con cabellos castaños y ojos claros se le lanzó al cuello como salida de la nada.

—¡Ota! —exclamó besándole toda la cara y el moreno sonrió ampliamente devolviéndole el abrazo y levantándola del suelo.

OmegA (Otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora