Disfrutando de esta nueva experiencia... (parte 3)

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Coloqué mi mano encima de la suya, encima de la que todavía se mantenía apoyada en la barandilla, quizá por miedo a que la condujera a cualquier otra parte de mi cuerpo y me acabara de enloquecer. Este tipo de escenas me dolían, me costaba mucho afrontarlas, de algún modo me quemaban. Mis propósitos de autocontrol se veían abatidos por un arma invisible, por un arma invisible que no derramaba sangre, tan solo traspasaba mi piel limpiamente sin dejar huella, sin poder saber ni siquiera por donde me apuntaba y hacia donde se dirigía el disparo, el desgarro... sin posibilidad de defenderme.

Sinceramente no sé hasta qué punto iba a poder aguantar todo esto, es cierto que no me gustaría estar en su situación sin embargo, la mía no era nada simple tampoco, porque yo no tenía ningún tipo de compromiso con nada ni nadie, era libre por decirlo de algún modo, él no... él contaba con responsabilidades, las cuales le llevaban a separarnos, eran su razón...

Pero... ¿Y la mía? ¿Cuál era...? El único motivo por el que yo debía contenerme y renunciar a lo que nos pasaba, no era otro que él... el respeto que le guardo desde hace tantos años y que cada vez me cuesta más soportar. Todavía sumida en mis pensamientos no pude evitar que unas palabras sufridas salieron de mis cuerdas vocales

- Melen por favor... no me lo pongas más difícil...

Creo que no entendió muy bien lo que le dije, me había escuchado sin embargo no comprendía a qué me refería. Estaba claro que ambos hacíamos cosas inconscientemente, que sin pretenderlo nos lastimaban. No llegamos a hablar más porque aparecieron otra vez nuestros compañeros de viaje, volvían emocionados, como un niño pequeño cuando descubre algo nuevo que le fascina y manteniendo esa misma actitud ilusoria Pablo preguntó

- Pablo L. "¿Habéis visto esto?"

- Antonio "Es increíble... estamos como en una iluminada oscuridad, es que con tantas luces no parece ni de noche"

- Pablo L. "Si me hubiera acordado había comprado por internet entradas para subir a la noria ¡Joder! ¡Qué mierda! Es que hay unas colas siempre... la próxima vez que volvamos tenemos que montar sí o sí"

- Malú "Debe ser fascinante ver todo esto desde otra perspectiva, desde ahí arriba..."

Paseamos durante un rato por los alrededores donde pudimos oír a músicos callejeros con unas voces maravillosas, después de esto decidimos regresar a coger algún metro para visitar Piccadilly Circus. Ya allí empezamos a caminar esquivando a la muchedumbre para no chocarnos, nos cruzamos con unas cuantas cabinas rojas tan típicas y características de Londres. Hasta que por fin llegamos a aquella especie de plaza tan conocida y famosa, a aquel lugar que es una intersección de calles y que hace que mires por donde mires haya decenas de coches, de autobuses de dos plantas pasando uno tras otro, de personas andando, de turistas haciendo fotos... tantos semáforos y ruidos, que se mantenían en un segundo plano de nuevo, gracias a esa imagen tan especial y luminosa conformada por las gigantes pantallas de anuncios, el alumbrado de los edificios y los adornos de navidad... aquello era... era tan resplandeciente que también sería difícil de olvidar. No muy lejos entramos en un restaurante a cenar y al terminar salió esa indirecta...

- Antonio "He visto antes por ahí atrás unos garitos que tenían muy buena pinta"

- Pablo L. "Ya vamos hablando el mismo idioma Antoñito, nuestro inglés desvergonzado"

- Melendi "¡Peligro! Se avecina borrachera"

Nos dejamos guiar por Orozco hacia esos pubs, accedimos a uno de ellos y nos sentamos

- Pablo L. "Voy yo a pedir ¿qué queréis tomar?

- Antonio "No sé... ¿Qué se suele beber aquí?

¿Amigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora