Nuestra eterna y especial noche...

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Me confesó

- Y tú que llegaste cuando más necesitaba, cuando la vida me ahogaba... siempre apareces... siempre... voluntaria o involuntariamente, consciente o insconscientemente... pero siempre estás...

Esta era una de esas situaciones de valentia en la que me lanzaría a todo... me atrevería a luchar por apagar el sol para que está noche no terminara nunca... le contesté sorprendida

- ¿Esa poesía se la recitaras a todas no?

- No... a todas no... se lo he confesado a mi hija mayor y a Dama... bueno y ahora a ti. Además... al igual que como tú no... no le hago en las primeras veces, ni tan siquiera en los primeros meses lo que he probado a experimentar antes contigo, así que mires por donde lo mires tú también eres la afortunada o... o la atrevida...

- ¿Y con eso que pretendes decirme? ¿Acaso debo darte las gracias por haberte lanzado ahí abajo?

- No es necesario agradecer algo que he hecho con mucho gusto

Sonreí con sus palabras, poco después pregunté curiosa

- Oye al final... ¿quién llamó al timbre?

- (Se llevó la mano a la cabeza) hostias se me olvidó... tengo a Alboran en el salón esperando...

Le empujé para conseguir, que se quedará de nuevo tumbado de espaldas en la cama y en ese momento me subí encima, le sujeté las muñecas contra el colchón y tras inclinarme hacia su boca, le regalé un beso rápido... entonces entoné al lado de su oído

- No te creo nada cariño, eso es otra invención más...

Deslicé mis labios por los suyos acariciándolos, luego volví a insistir

- ¿Quién era...?

- Un chaval que... que había encontrado una cartera ahí fuera y se pensó que era del dueño de la casa...

- ¿Tu cartera?

- No, yo también lo supuse, igual la había cogido y no me acordaba ya pero... pero no, no era...

- Joder como fuera un vecino... y tú... tú aquí... medio desnudo...

- No, creo que solo pasaba por aquí, el chico se quedó helado cuando me vio y... y le conté que vivía aquí...

- Melen se están acumulando demasiadas  mentiras...

- Son necesarias para ocultar lo nuestro... ¿qué le iba a decir? No chico, la verdad es que la casa es de Malú, yo... yo estoy aquí de visita turística y encima nocturna...

- Ya lo sé... si no te echo la culpa sin embargo... sin embargo esto va a terminar estallando por algún sitio

- Pero no será hoy... así que cuando suceda lo afrontaremos y ya está, no te preocupes

Afirmé con la cabeza y todavia encima suyo comencé a recorrer su torso y cuello con mi boca. Me volví a topar con sus vaqueros, decidida los desabroché ágilmente, él se incorporó y estirándose desde la cama intentó alcanzar la caja de condones, que estaba encima de la silla, yo aproveché su postura para bajarle los pantalones desde atrás, y si hicimos el amor nuevamente...

Se colocó encima mío abriéndome las piernas y guiando su pene hasta la entrada una vez más... las embestidas fueron variando en intensidad y velocidad, cualquier dominio que pude detentar en nuestro primer polvo, se convertía ahora en un simple recuerdo... ya que en ese instante yo sencillamente iba a ser la protagonista pasiva...

El peso de su cuerpo lo soportaban sus brazos sobre el colchón, marcándosele de esta forma los músculos y las venas por el esfuerzo, pero también a veces se rescostaba en mí, sus pectorales se apoyaban sobre mis pechos ejerciendo presión y sus labios se asentaban en los míos... apenas se podían contar los segundos en los que paraba de besarme ya que eran prácticamente inexistentes... y... y eso era algo que me encantaba, porque podía sentirle de igual manera por arriba y por abajo.

Saboreaba mis hombros causándome una sensación de cosquillas muy placentera, desde ahí se dirigía a mi cuello empezándome a dejar sin aliento, su lengua discurría de este hacia mi barbilla y después se posaba en mi boca, repetía ese trayecto continuamente y yo... yo cada vez lo recibía con más excitación... me encontraba en su poder... una mujer tan autónoma e incluso autoritaria como lo era yo, dominada por alguien... joder y que morbo me ocasioba dejarme llevar en este tipo de situaciones...

Era un continuo piel con piel, mis manos recorrían despacio su amplia espalda acariciándola, llegando a alcanzar la suavidad y firmeza de su redondo culo, aunque cuando... cuando me la metía poderosa y profundamente era imposible no perder el sentido e impulsivamente entre los frecuentes jadeos, debía rodearle con mis piernas y abrazarme a él como si le fuera desgarrar para soportar los abordajes de su fuerte miembro. Una de las pocas veces que se apartó de mi boca, mencionó casi cantando

- Tienes un sabor particular, mano de algodón

Tomé su cara entre mis dedos y levantando un poco la cabeza lo besé, justo después exclamé

- Sigue... Melendi... sigue

Mi voz se terminaba disipando entre las repetitivas penetraciones que me regalaba, y es que además al encontrarse reclinado hacia mí, de alguna forma su erección producía una presión e incluso una fricción en mi clítoris mientras se movía, por lo que me hacía disfrutar al máximo.
Le escuchaba gemir levemente y me encantaba, yo misma le pegaba más a mí invitándole a continuar, Melen me sujetaba la cara, colocándome el pelo, además apoyaba su frente contra la mia, obsequiandome con algún beso a la altura de la nariz... esos gestos son los que diferencian el simple acto de follar, de... de follar con confianza, amor, pasión y respeto siendo este un coctel explosivo para mí...

Cuando sentía que estaba a punto de llegar al orgasmo me atreví a propinarle una palmada en el culo, se las había dado en muchas ocasiones pero nunca con su cuerpo desnudo... en ese instante él acarició mis labios con los suyos y ya no se apartó de ellos, hasta que alcanzamos el absoluto clímax.

Liberarse de toda esa tensión y energía nos dejó fatigados... fatigados a las cuatro de la mañana... aún así... aún así la noche nos permitió entregarnos una tercera vez y después... después por fin casi rozando el amanecer, levantó las sabanas que yo había dejado caer al suelo y... y las tiró por encima de nuestros cuerpos tapándolos... entoces pasó su brazo por detrás de mi cuello y en ese instante mi cabeza se acomodó sobre su pecho notando sus latidos en mi mejilla... pude contar esas pulsaciones sobre mi piel durante unos minutos, hasta que... hasta que nos quedamos dormidos.
Me desperté con los rayos de luz que entraban por la ventana, ya que ni nos habíamos molestado en bajar la persiana... me giré para darle la espalda a esa claridad que me deslumbraba... con los ojos cerrados todavía extendí la mano buscandolo al otro lado... al no encontrarlo descubrí mis pupilas para recuperar la visión... estaba sola en aquella cama tan desorganizada... en aquella habitación que olía a amor y a sexo... por ello alcé la voz

- Melen...

Esperé su respuesta pero nunca llegó...

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