¿Quién será ahora...?

221 9 3
                                    

Abandoné el WhatsApp, por fin podía llamar a Melen y así lo hice... logré escuchar de nuevo su voz, apenas habían sido unas horas pero mis oídos la echaban de menos, casi descolgó instantáneamente mientras afirmaba con un matiz demasiado tierno

- Mi Malú, pensé que ya me habías olvidado

- Ni que eso fuera tan fácil...

- Me encanta que lo reconozcas

- ¿Por qué se te escucha como si estuvieras lejos?

- Voy en el coche y llevo el manos libres

- ¿Está Hugo?

- No, lo acabo de dejar en casa que habían llegado sus abuelos de Sevilla a pasar unos días

- ¿Hay alguien contigo?

- No, ya estoy solo ¿por?

Entonces le respondí dejándome caer en la cama

- Cariño, tu regalo... tu ramo de flores... dios ha sido tan especial, quiero agradecerte a besos cada una de esas rosas

- ¿Sabes? en realidad todo estaba pensado para recibir la recompensa

- Mientes fatal pero aunque fuera cierto... yo... yo estaría encantada de premiarte

- Mi amor tengo que contarte algo

- ¿Lo qué?

- Alba me ha llamado y me ha perdido perdón por lo del otro día...

Fingí sorprenderme como si yo no tuviera nada que ver

- ¿De verdad? me alegro por ti cariño, no te merecías nada de lo que te dijo, y siendote sincera... nunca creí que lograra entrar en razón

- Pues lo ha hecho y soy feliz, mañana iré a ver a Lucía y aprovecharé para conversar con ella, a ver si tomamos alguna decisión nueva sobre esta situación

- Claro, necesitáis sentaros a hablar

- Oye ¿y Alejandro? ¿leíste los WhatsApp?

- Sí, sí que los vi... y el icónito que mandó...

- El icónito fue como una patada en el estómago, es que... ¡qué cabrón¡

- Lo jodido es que sigamos extrañándonos conociendo perfectamente su forma de ser...

- ¿Se habrá creído tu mediocre excusa?

- Ehhh... sí, por supuesto, yo miento bien, le escribí por privado cuando leí sus mensajes del grupo y me inventé una contextualización, que le otorgaba bastante verosimilitud a la historia

- ¿Se puede ser más feliz? todo está volviendo a su cauce por fin... Alba se disculpó conmigo... Alejandro por suerte desconoce hasta dónde hemos llegado... yo te amo y... y pienso que tú también a mí... la vida brilla para los dos...

- ¿Vendrás esta noche a casa?

- Lo intentaré... pero no puedo confirmar nada aún ¿tantas ganas tienes de verme?

- Siii (afirmé con un tono bastante pervertido, más incluso de lo que hubiera pretendido...)

A los pocos segundos escuché el timbre de casa, me levanté de la cama y abandoné el dormitorio para dirigirme a la puerta, mientras le decía efusivamente

- Suena el timbre, luego continuamos hablando, te quiero

- De acuerdo amor

Colgué con una sonrisa destacando en mi rostro, una vez abajo coloqué mis dedos sobre el manillar y abrí... Su ansiada presencia estaba allí fuera... mirándome... traspasándome la piel, sencillamente me abordaron unas inmensas ganas de llorar por la emoción y la sorpresa, haciéndome temblar, entonces sus deliciosos labios expulsaron las primeras palabras

- Tus deseos son mis prioridades

Me tapé la boca con una de mis manos para evitar los gritos que intentaban escaparse de mí... casi al instante decidida salté encima suyo para colgarme de su cuello y abrazar con mis piernas su cintura, él ante esto soltó repentinamente las bolsas que llevaba para agarrarme. Literalmente me lo estaba comiendo a besos, cada tramo de su cara y de su cuello... Melen no podía ocultar el gusto que le ocasionaban, además tan solo conseguía contener la risa cuando me asentaba en sus labios callándolo a la fuerza.

Tomaba su cara entre mis dedos para guiar mis besos en su boca, realmente sentía que le estaba succionando, me separé por unos segundos mientras mi lengua se paseaba por el filo de los dientes sin sacarle los ojos de encima a su rostro, a su rostro que se encontraba a tan pocos centímetros... de nuevo podía respirar su pelo. Comencé a impulsarme suavemente como si quisiera dar pequeños brincos entre sus brazos... encima suyo... al tiempo que iniciaba otra ronda de besos, a cada uno de ellos le acompañaba un "te amo" con diferentes intensidades, matices e incluso suspiros...

Notar sus grandes manos en mi cuerpo aunque fuera con ropa de por medio, me llevaba a rozar la locura, se deslizaron por mi culo hasta terminar apoyándose en él, Melendi se aproximó entonces a mi oído con una pregunta retórica... y es que al tocarme sabía perfectamente la respuesta

- ¿No tienes bragas?

Sonreí y con expresión sugerente, le indiqué con el dedo índice que se acercara otra vez, busqué su oído yo también y después de expulsar en él una pequeña y suave rafaga de aire cálido procedente de mi boca, entoné

- Ni sujetador...

- He traído comida para los dos pero... pero es que parece que solo pretendes que nos comamos entre nosotros

Me dio un delicado azote al terminar su intervención que... qué me excitó bastante, aún así le contesté

- Y no solo comernos no... quiero que nos hagamos las cinco o seis comidas diarias necesarias y con postre incluido...

¿Amigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora