Ratos de sofá...

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Se desprendió del preservativo para subirse los calzoncillos y los pantalones aunque sin llegar a abrochárselos, entonces se sentó a mi lado en silencio... inclinó su cabeza hacia atrás mirando el techo unos segundos...

En ese momento me era difícil hasta recuperar el habla... sin embargo se lo merecía... me giré hacia él para decirle aún con las mejillas ruborizadas por la excitación y apoyando mi frente en su cuello, chocando mi respiración acelerada contra su piel

- Eres lo puto mejor de este mundo

Melendi volvió su cara hacia mí... y estrechando mi barbilla con una mano me preguntó

- ¿Satisfecha?

No le contesté simplemente me lancé a su boca para agradecerle, besándole con dureza... después me acomodé en su hombro para ahora sí confesarle

- Debo reconocer que no sé lo que me has hecho pero todavía siento un placentero cosquilleo ahí abajo (reí nerviosa por la situación y por el propio estímulo, que me brindaba esa hipersensibilidad que él había ocasionado... y que se intensificaba con cualquier ligero movimiento que ejerciera)

- ‎(Sonrió) a ver... (afirmó risueño mientras buscaba colar sus dedos por debajo de mi vestido de nuevo para comprobarlo)

- ‎Por favor no... (sujeté sus muñecas con firmeza) porque me divierte sin embargo es un tanto incómodo también...

- ‎Si fuera igual de malo que tú... ahora mismo haría caso omiso a tus peticiones...

- ‎Es cierto no lo eres... pero tampoco egoísta... porque creo sinceramente que pocos hombres relegarían su propio placer para satisfacer a su pareja

- No halagues tanto mi acto porque no ha sido nada heroico... probablemente existiera más orgullo que altruismo de por medio...

- ‎¿Tú crees? a mí me parece que... que tu cambio de plan podría estar argumentado en ese orgullo que mencionas... pero luego... luego acabaste buscando que los dos disfrutáramos

- ‎Precisamente el gozo se lo llevó otra o eso espero...

- ‎¿De verdad no te pusiste aunque fuera un poco cachondo conmigo?

- ‎Me excitaba viéndote, escuchándote, comiéndote y bebiéndote...

Una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro y necesité besarle... justo después enuncié

- Gracias

- ‎No tienes por qué darlas... pero ahora contéstame ¿disfrutaste?

Me acerqué a su oído para susurrarle con un tono pausado y sugerente...

- ¿Cómo te atreves a preguntarlo? no has tenido suficiente con oírme gemir más que mis tres perras juntas

- ‎¿Estuve a la altura de lo que deseabas?

- ‎Lo estuviste en todo momento... habrá días en los que la experiencia será mejor o peor por diversas circunstancias, sin embargo hasta esta noche yo me lo he pasado muy bien, incluso cuando nos han interrumpido y nos hemos quedado con el calentón...

Acarició mi cara con su pulgar esbozando una sonrisa, yo terminé por apoyar mi cabeza encima de sus piernas mientras mis dedos rozaban suavemente su torso aún desnudo... ambos nos hacíamos carantoñas en silencio, hasta que después de unos minutos me animé a confesarle una preocupación, que me atosigaba desde hace un tiempo...

- Hay algo en lo nuestro que... que me otorga cierto respeto...

- ‎¿A qué te refieres?

- ‎Siento miedo de que nuestra relación se fundamente sólo en el sexo, que sólo nos busquemos y nos deseemos por puro placer...

¿Amigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora