¿Amigo?

Yo quiero ser guerrero...

Mientras escuchábamos la ovación Melendi repentinamente se lanzó a abrazarme efusivamente, yo pude entonar riéndome casi en su oído

- ¡Sorpresa!

- Todavía no puedo creerme lo que ha pasado... que estés aquí... joder eres real (me apretó aun más fuerte para comprobarlo) Esto... esto no lo olvidaré nunca... es que... es que no me lo esperaba para nada... y... y no sé si matarte o amarte todavía más

Me balanceó hacia los lados mientras seguía estrechándome contra su cuerpo, después añadió en voz baja

- Por favor quédate el resto del concierto

La verdad es que después de la actuación mi pretensión de hablar seriamente con él se esfumó... estaba tan radiante que no me atrevía a borrarle la sonrisa, a estropearle la noche... Y yo... yo me iba a ir a casa pero ante su propuesta me asaltaron las dudas... ¿qué debo hacer...? Al final contesté

- Bueno vale... me quedaré...

- Gracias... gracias... puedes ponerte allí en el lateral que así estás cerquita

Por fin nos separamos, fue entonces cuando Melen me despidió delante del público

- Una grande en todos los aspectos, Malú (me señaló)

- (Aplaudí a la gente, después a los músicos y en último lugar, le concedí los más intensos por supuesto a él...) Muchas gracias Madrid, es un verdadero gusto haber formado parte de este fin de gira y un placer compartir escenario contigo Melendi y con todo tu maravillo equipo...

Me dirigí a la salida por donde había aparecido, pero esta vez sin bajar las escaleras... me quedé allí... me quitaron el micrófono y permanecí en ese lugar escondida... en la sombra de la visión del público... pero observándole a él con detenimiento. Entre canciones, entre versos, entre reflexiones, entre bailes... me dedicaba alguna mirada acompasada con una sonrisa. Yo estaba disfrutando mucho, tarareaba cada una de las canciones, las vivía... y en muchas ocasiones no podía evitar saltar o moverme... lo cierto es que no había asistido a un concierto suyo casi entero y menos desde esta perspectiva. El repertorio de la actuación discurría, se me estaba pasando tan rápido... no quería que terminara... cuando el concierto llevaba más de dos horas, es decir, estaría a punto de acabar, él comenzó otro de sus discursos

- Ahora viene una canción... una canción muy importante... seguramente la canción más importante que compondré en mi vida, porque es la canción que rinde homenaje a la base de todo... que son ustedes (inclinó ligeramente su cabeza hacia su público... hacia sus cómplices) Es una canción... son frases que me han ido saliendo del corazón... cuando uno es más joven... no quiero decir que ahora sea viejo, porque mirar el tipito torero que se me ha quedado (retumbaron unas risas generalizadas) Pero quizá... cuando uno es más joven es más egoísta, es más impermeable a todo tipo de sensaciones, sentimientos y al mundo que le rodea. Y no se da cuenta de muchas cosas... pero cuando uno va cumpliendo años, va encajando las piezas y yo sé que... no solo en lo musical... yo os debo muchas cosas en muchos sentidos. En la situación en la que yo estaba... en la situación en la que yo estaba es muy importante tener una motivación... (se empezó a escuchar de nuevo a todo el Palacio de los Deportes aclamándole, gritando su nombre y aplaudiéndole) Y ustedes... han estado en un momento muy delicado de mi vida y créanme cuando les digo que han sido un pilar fundamental, estuvisteis conmigo cuando nadie me defendía... apostasteis por el niño... (se mantuvo en silencio unos segundos) Gracias.

Me perdía con sus palabras... era inevitable no emocionarse con lo que decía porque eran sus vivencias y te las mostraba sin tapujos, sin florituras... se abría a la gente para evitar que alguien cometiera el mismo error que él. Cada vez que hablaba, era tan auténtico... tan verídico que te atraía, te invitaba a escucharlo con atención, no solo disfrutabas o cantabas con él, de alguna forma aprendías de él... y eso era muy bonito... te enganchaba... Durante la más de hora y media de actuación que pude presenciar, grabé algún que otro video con el móvil para inmortalizar determinados instantes que me gustaría recordar... y el que venía ahora, esa canción... ese traspaso de energía y verdad entre Melendi y sus guerreros y guerreras... era el momento... el momento culmen... el momento de mayor complicidad y yo... yo debía hacerlo eterno en mi memoria, por ello mi teléfono comenzó a filmar.

De verdad no sabría identificar quién llevaba la voz cantante porque... porque absolutamente todas las almas de aquel lugar entonaban cada verso con la misma pasión, que el público sin micrófono igualara el volumen de Melendi desde la primera palabra hasta la última, me ponía los pelos de punta... así que... así que ni me quiero imaginar lo que le provocaría a él... Creo que es una de esas experiencias por las que merece la pena todo... ser cantante, sacrificar tu vida... todo... Aquella escena parecía un dúo... un dúo entre un artista reconocido y un grupo anónimo de miles de personas, sentí el impulso de dar unos pasos adelante para poder observar... observar no sólo la perspectiva del escenario también la de la pista y las gradas, descubrí entonces un Palacio de los Deportes iluminado con cientos de móviles en alto, con personas levantando los cuernos como si quisieran tocar el cielo... mientras continuaban cantando. Y entonces... y entonces explotó el primer estribillo, con un Melendi gritando

- ¡Arribaaaaaaaaaaa!

Se mantuvo en silencio para que ellos fueran los protagonistas en ese momento, comenzó a saltar, movía los brazos como si estuviera pegándole puñetazos al aire... gestos muy típicos en él y que lo único que hacían era estimular... incitar más a la gente a darlo todo... a compartir esa energía y fuerza, que representaba Melendi en el escenario. Nos deleitamos con un público entonando al unísono, con una voz que llegaría hasta el firmamento...

- Yo quiero ser guerreroooooo....