¿Ya mejor?

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Melendi retomó en ese instante la palabra

- Entiendo que tu situación de debilidad y desconcierto puede llevarte a locos e incontrolables impulsos, además la confianza a veces nos conduce a hacer disparates... pero tú bien sabes Lula cariño que no puede ser

- Por supuesto, no debería haberlo hecho, lo siento. Fue eso... un simple impulso (le respondí avergonzada)

- Tampoco me pidas perdón porque no me has ofendido en ningún momento, ha sido un beso y ya está, olvidémoslo

De pronto me dio un golpecito en la rodilla y se levantó preguntando

- Bueno ¿Qué tenemos para cenar?

- ¿Tenemos?

- Claro ya que he venido me quedo a cenar contigo ¿No te parece bien?

- Sí, ya sabes que te puedes quedar cuando quieras pero... yo no iba a cenar

- ¿Por qué? ¿Has comido tarde... o qué?

- No, la verdad es que no he comido

- ¿Cómo que no has comido? Malú por favor ¿Desde cuándo? No me fastidies, eso no ehh

- Es que no tenía ganas

- Vale, sin embargo, hoy sí vas a cenar y de eso me encargo yo ¿Qué tienes en la nevera?

- En realidad no sé qué habrá

- Bueno da igual, ya cocinaremos algo con lo que haya

- Melen estoy muerta, tengo sueño y me apetece dormir

- Me lo imagino pero ahora no, primero cenamos y luego ya te vas a la cama mientras yo recojo un poco

Me tendió la mano para ayudarme a levantar, en ese momento lo único que buscaba era que comiera. Cuando abrió el frigorífico no encontró mucho, pero supo reaccionar y preparar algo con los pocos ingredientes de los que disponía. Yo le miraba cocinar, la verdad es que se desenvolvía muy bien entre los fogones, nos conocemos hace muchos años y hemos cenado juntos en cuantiosas ocasiones, sin embargo, nunca había cocinado para mí y menos en directo.

Cuando terminamos de comer y nos levantamos de la mesa yo insistí

- Estoy muy cansada

- Pues vamos te acompaño a la habitación y te echas tranquila

- No (contesté precipitadamente y en tono serio)

Melendi fijó su atención en mí, no entendía muy bien mi reacción y yo necesitaba darle una explicación...

- No quiero volver a esa habitación, hoy no

- Muy bien, recuéstate en el sofá entonces, yo como te dije recojo un poco y me marcho

Busqué sus ojos, sabía que igual lo que le iba a pedir era de nuevo excederme, sobre todo después de lo que pasó antes, sin embargo otra vez la noche había impregnado de oscuridad  cada rincón de la casa, una oscuridad desoladora que me traía recuerdos, malos recuerdos...

- Melen no me apetece estar sola

- Vale hacemos una cosa, me quedo contigo hasta que te quedes dormida ¿Te parece?

- Gracias

- Déjate de gracias, no tienes que darlas

- Yo creo que sí

Sonrió negando con la cabeza, se acercó a mí y me abrazó. Me sentí fuerte y muy reconfortada. Su respiración era lo único que escuchaba. Era un momento tan cálido, tan completo... que hubiera parado el tiempo sin dudarlo. Nadie puede subestimar el poder de un abrazo, de un cuerpo a cuerpo, de una emoción a emoción... es unir todas las piezas revueltas de un rompecabezas, es pegar algo que se quebró en mil pedazos... es un abrazo donde pretendes transmitir todo lo que tienes, donde pretendes darle al otro lo que necesita. 

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