De camino a la comida...

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Justo después empezó a caminar, antes de que diera más de tres pasos, sus dos niñas mimadas le dedicaron unas palabras

- Melendi muchas gracias... nunca olvidaremos lo que has hecho por nosotras, ni siquiera podremos agradecértelo como te lo mereces... eres... eres un tío maravilloso

- ‎De nada, nos vemos (les guiñó y se despidió ya de todos con la mano y con una amplia sonrisa)

Yo permanecí unos minutos más allí y cuando me quise dar cuenta era la última... observé los coches de Alejandro y Pablo justo marchándose, era el momento de irme... comencé por eso a andar rápido casi corriendo agitando la mano y pidiendo perdón en alto a los que no hubieran tenido la oportunidad de vernos.

Abrí la puerta de copiloto imaginándome que Melendi conduciría ahora, me senté a su lado y tras arrancar salimos de los estudios por fin... antes de llegar al restaurante detuvo el coche en doble fila para besarme apasionadamente, después de más de seis horas de contención mutua y en progresivo aumento...

Empezaba a colar sus manos por mi camiseta y yo me moría del gusto... de poder sentir su piel en la mía, sus labios bajaban por mi cuello respirando en mi garganta, aunque no quisiera tuve que exponer...

- Melen tenemos que ir al restaurante, nos están esperando... además aquí en la calle es probable que nos descubran...

Muy remolón haciendo ruidos con sus cuerdas vocales, apoyó su mejilla sobre uno de mis pechos durante unos segundos, entonces levanté su cabeza para besarle una vez más... para quedarme con su sabor durante un rato más...

Me clavó los ojos mientras yo estrechaba su cara entre mis manos, notaba cómo hacia fuerza para lanzarse de nuevo hacia mi boca aunque yo le seguía frenando, él refunfuñaba intentando zafarse de mi agarre. Sin poder evitarlo me reí, a la vez que pronunciaba su nombre por lo infantil que llegaba a ser en estas situaciones... a la tercera me contestó

- Vámonos a tu casa

- ‎No es una buena idea... deberíamos haberlo pensado antes de aceptar quedar con estos...

- ‎Te quiero tanto

- ‎Melen... no me lo pongas más difícil, son unos días los que necesitamos esperar y entonces podré caer en tus brazos a cualquier hora y lugar delante de todos (afirmé con voz caprichosa)

- ‎No te he convencido... ¿verdad?

- ‎Cariño me duele tanto decirte que no pero... pero lo cierto es que no

- ‎Ahora tienes la obligación de recompensarme

- ‎No sé si me atrevo a preguntarte... ¿cómo?

- ‎Esta noche la pasamos juntos

- ‎Melen ¿qué parte de la palabra discreción no entiendes? creo que a lo largo de este tiempo ya hemos arriesgado bastante...

- ‎Por eso mismo... simplemente es arriesgarnos un poco más

- ‎No es bueno tentar a la suerte

- ‎Tampoco es bueno dejarme a mí con la tentación... y te confieso que soy sin duda más peligroso que la suerte...

- ‎Ehhh... (reí nerviosa)

- ‎¿A que aceptas ya? (me guiñó)

- ‎Yo no he contestado eso...

- ‎¿Quieres que juguemos? de puta madre, yo tengo la llave del coche (la sacó del contacto) tú verás... me das un sí o... o no nos movemos de aquí y... y que no se te ocurra salir, porque entonces me ibas a oír cantar más alto que nunca lo que hay entre nosotros, mientras además busco tu boca delante de la gente...

- ‎Odio tus amenazas (enuncié levantando una ceja por la incredulidad)

- ‎Yo cambiaría ligeramente esa cita a... odio amar tus amenazas (me cuestionó travieso al tiempo que se mordía el labio)

- ‎Me dan unas ganas de...

- ‎¿Comerme la boca? (terminó la frase por mí)

- ‎No cariño no... de matarte

Al final no me quedo otra que ceder... por ello añadí
- Vale...

- ¿Eso es un sí?

- ‎Sí, pero cállate ya... (le miré desafiante)

Hizo un gesto como si estuviera cerrando la cremallera de sus labios para cumplir mi propósito de enmudecerle... volvió a meter la llave, sin embargo justo antes de girarla para arrancar paró sus actos... me observó desconcertado... yo esperaba una explicación, sin embargo él mantenía el toque de queda a modo silencio que le había impuesto hace unos minutos... al segundo le ordené

- ¡Habla!

- ‎Se me había olvidado...

- ‎¿Lo qué?

- ‎Esto (afirmó contundente lanzándose ávido a mi boca sin separarse, casi dejándome sin aire)

- ‎Vuelve a hacerlo y te mato

- ‎Si lo repito me matas pero sino lo hago... te mueres

- ‎(Sonreí perdiendo mis ojos y negando con la cabeza, luego regresé mi vista hacia él, asentando mi mano en su pecho) Ahora me vas a escuchar tú a mí, bombón... cómo se te ocurra vacilarme de nuevo o... o soltar alguna amenaza más... te quedas sin sexo un mes, eso sí con todo mi amor siempre

- ‎Sabes perfectamente que no voy a cumplirlo... sin embargo, eres todavía más consciente de que tú, cariño mío... no aguantas un mes sin sexo y puntualizó mejor... no aguantas un mes sin sexo conmigo

- ‎(Abrí la boca sin llegar a creer lo que terminaba de oír) yo flipo contigo... o sea intentó mantener la compostura pero es imposible, eres un puto engreído tío (le di un golpe en el hombro)

- ‎Lo siento, lo siento... quizá me he pasado sí... (se disculpó agarrándome las manos para abrazarme sin dejar de reír)

Después de un rato conseguí que volviera a conducir... en cinco minutos llegamos al restaurante, antes de preguntarle al camarero éste ya nos estaba guiando hacia la mesa. Dos sillas a cada lado... pegadas y... y las vacías justo uniéndonos a Melendi y a mí... es que ni adrede...

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