Sus fantásticos hijos...

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* Creo que como espero que comprendáis por respeto a ellos prefiero ponerles otros nombres a los hijos de nuestro Melendi ficticio, que serán: Marta, Hugo y Lucía*

Me miró sin perder la sonrisa y los dos tomamos en ese momento cierta dosis de sosiego para poder comportarnos debidamente. Entonces cogí la palabra

- Esperar que mejor subo yo

Caminé hacia las escaleras, respiré hondo y en cuanto llegué allí arriba ya estaban preparados para saludarme, aunque tomé la iniciativa

- Pero bueno mirar quién está aquí, el hombrecito más guapo de la casa

Lo agarré en brazos y después de estar un instante con él, me volví hacia la mayor, hacia Marta... que ya aguardaba ansiosa

- ¿Qué tal cariño?

Sin apenas darle a su hermana tiempo a contestar, Hugo comenzó a tirarme de la camisa para que le hiciera caso mientras se llevaba alguna regañina de su padre, cuando de nuevo le presté atención me preguntó

- ¿Por qué no has vuelto a casa a vernos?

- No he podido Hugo, he tenido mucho trabajo los últimos meses y digo yo ¿por qué no has venido tú a verme?

- Papá... que no me ha llevado (respondió negando con la cabeza)

Lancé una cuestión para los dos, ya que hablar individualmente con cada uno era una tarea difícil porque continuamente se interrumpían.

- Malú "¿Y qué tal el cole chicos?"

- Hugo "Muy bien, soy de los mejores de mi clase"

- Melendi "Cierto, pero díselo todo a Malú no solo lo bueno, también que eres de los que más arma"

- Malú "Como tu padre entonces (rieron conmigo) ¿Marta y tú?"

- Marta "Bien, aunque cada vez es más difícil..."

- Melendi "Ni caso, será lo difícil que sea sin embargo, sus notas se mantienen altas"

Melen le dio un beso en la cabeza a su hija que en seguida le reprochó

- Marta "Papá... los besos..."

- Melendi "Ya está en esa edad"

Saludé a Melendi con un beso en la mejilla y justo después a los componentes de la banda. De pronto escuché como Hugo le pedía a su padre que cantaran Soy tu superhéroe y Melen, que con sus hijos se le cae la baba, no pudo negarse.

Me mantuve ahora al margen, en la parte delantera del escenario pero mirándoles con atención. Empezaron a sonar los primeros acordes y hasta ahí, era lo único serio que iba a suceder. El tema se convirtió en un juego, en una forma de divertirse, en la que primero solo Hugo y Melen cantaban y a la que al final terminó uniéndose Marta. Los observaba disfrutar, gritar cada cual más alto, totalmente arrítmicos, saltando, intentándose quitar el micrófono. Sentí ternura por ese tipo de situaciones entre un padre y sus hijos, o simplemente entre una familia. Ojala me viera en ese punto de la vida, en ese punto en el que poder mirar con profundo y complaciente amor a mi pareja jugando con los niños. Entre verso y verso sus ojos me buscaban haciéndome sentir conectada de alguna manera con ellos, no podía evitar sonreírle, lo hacía sin explicación aparente, me salía así.

Al terminar la canción un hombre del equipo trajo botellas de agua, probablemente tantos gritos les hubieran secado la garganta, Melen me tiró una y a pesar de que no tenía sed, fue algo involuntario abrirla para beber aunque fuera un pequeño sorbo, justo en ese momento en el que el agua circulaba por mi boca su corista le comentó

- Melen me imagino que habrás sido consciente al finalizar de que en la última frase de Tu jardín con enanitos te has equivocado con la letra era "sepa usted que yo ya no tengo cura sin tu amor..." y has dicho algo así como "sepa usted que yo ya no tengo cura sin ti, amor..."

Al escuchar eso me atraganté, casi me ahogo. El agua se me escapó de la boca y se derramó en el suelo del escenario. Ahora resultaba que no me había soñado, que había oído bien. Sentí unas cosquillas por todo el cuerpo, además las manos comenzaron a temblarme cuando se preocupó por mí

- ¿Estás bien?

- Sí, sí... perfecta, tranquilo

Al segundo de recibir mi respuesta intentó ofrecerle la suya a su corista

- La verdad es que ha sido un tanto extraño porque... porque yo tenía memorizado lo que iba a cantar, la letra. Mi cabeza la sabía perfectamente y la estaba repasando al mismo tiempo que actuaba sin embargo... no sé bien por qué mi boca dijo otras palabras. Ha sido un proceso totalmente consciente salpicado por un desliz inexplicable e inconsciente, no sé si me entiendes, creo que nunca me había pasado o por lo menos no de esta manera

Menos mal que llegó su chica porque si no llega a ser por esa interrupción probablemente hubiera seguido reflexionando sobre lo sucedido y me hubiera vuelto loca de nuevo. Traía a la hija que tienen en común, a la pequeña Lucía. Ya arriba del escenario su mujer me miró y me ignoró, así tal cual. Melen cogió a su hija en esos brazos tremendamente marcados con tatuajes, era tan bonito verlo rodeándola con ese amor tan puro y único. Su chica se acercó a darle un beso y tras hacerlo él le habló

- Te llevas a casa a los niños por favor, dentro de un rato sus madres irán a buscarlos yo en unas horas voy, acabo aquí y voy directo

Mientras Hugo y Marta se preparaban para marchar, Melendi se acercó a mí con Lucía para enseñármela, solo la había visto una vez al poco de nacer y había crecido demasiado desde entonces, estaba preciosa. Tras despedirme de los tres enanos, por fin se fueron y sí, ella tampoco me dijo adiós, sinceramente no encontraba una explicación a su antipatía repentina. 

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