La gran fiesta de la música... (parte 2)

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Se apresuró para seguirme, yo caminaba por aquel pasillo, él venía unos centímetros atrás, sin embargo... sin embargo entre el sonido de mis tacones y el ruido de la fiesta, yo no escuchaba sus pisadas, además iba distraída cantando en voz baja. Por fin me paré delante de las dos puertas del baño para saber cuál era el de mujeres... pero... pero justo cuando me disponía a entrar, me agarraron del brazo e impulsándome consiguieron girar mi cuerpo, y... y lo vi... era él... cómo no.... a pesar de la sorpresa pude nombrarle

- Melen...

De repente viró su cabeza de un lado a otro hasta que estuvo seguro de que nadie nos oía... entonces se pronunció con una respiración entrecortada

- ¡Vámonos a tu casa!

Era totalmente consciente de como sus ojos subían y bajaban por toda mi figura una y otra vez... deteniéndose tan solo más tiempo en mi boca... algo desconcertada le pregunté

- ¿Qué...? ¿Pero cómo nos vamos a marchar?

- Esta noche... es nuestra noche... mi amor no aguanto más...

- Ahhhhh no... tú eras él que quería ir despacio... así que... así que ahora a esperar (respondí sarcástica mientras no podía evitar reírme viéndole así)

- Claro que yo quería ir despacio pero tú... pero tú llevas invitándome a pecar desde el principio de la tarde, desvaneciste mi calma en cuanto pisaste la alfombra roja con ese vestido, que no sé si lo pretendías pero he deseado arrancártelo desde entonces... (se aproximó aún más a mi cara para hablarme, tragaba saliva precipitadamente y su nuez se volvía muy apetecible) seguiste quitándome la calma con el Despacito y continuaste con... con la Mala mujer esa... Y yo... yo no puedo más... menos mal que llevo vaqueros y pueden contener a presión la felicidad de mis calzoncillos...

Le escuchaba y me tenía que morder el labio por no mordérselo a él... como pude contesté

- ¿Y yo qué...? Yo me estoy muriendo por romperte la camisa... pero no puedo... así que me aguanto... (afirmé seductora)

- ¡Hazlo! Y dame una razón más para marcharnos de aquí...

- No me pongas a prueba...

- ¿Por qué? Si siempre estoy a prueba de ti...

Me miraba como un jodido canalla y cada vez me costaba más mantenerme en mi negativa inicial... irónica respondí 

- ¿Y esta promoción musical gratuita que acabas de hacerme...?

- No tendrás queja de mí...

- Ninguna pero me temo cariño que... que aunque te mueras de ganas... hoy no va a poder ser, te va a tocar esperar... ya lo siento ya... Tanto tú como yo tenemos que actuar y no nos podemos marchar... sería mucha casualidad que ambos nos encontráramos mal de repente... Así que... (bajé mis ojos hasta su entrepierna al tiempo que me reía) así que mira ver qué puedes hacer con eso... échate un vaso de agua fría o algo (afirmé mientras le guiñaba)

Me clavó sus pupilas peligrosamente lo que me excitó aún más... entonces para romper por fin está situación tan tensa... me giré quedando de espaldas a él. Pero... pero cuando iba a comenzar a andar unos pasos para entrar en el servicio de mujeres... noté como sus brazos  me envolvieron la cintura, abrió precipitadamente la puerta del baño de los hombres empujándola con el pie y casi desplazándome por el aire me metió allí.

La íntima cercanía de nuestros cuerpos hacia que realmente sintiera su hombría en cada parte de mi piel, a pesar de la tela que nos separaba... Se las ingenió entonces para apoyarme con firmeza contra la pared, quedando de nuevo cara a cara, dibujó su rostro una pequeña sonrisa, justo después empezó a besarme con mucho descaro y creo... y creo que con más fuerza que nunca. 

Cada instante en el que se separaba para tomar aire, mi boca no reaccionaba y permanecía abierta esperándolo de nuevo totalmente extasiada... Una de sus manos se envalentonó y por primera vez, se dignó a posarse sobre mi culo, una iniciativa propia que siendo realistas, me encantaba... De pronto entre el sonido de nuestros besos, logramos oír un carraspeó y casi simultáneamente unas palabras...

- ¿Interrumpo algo? No me digáis... no es lo que parece...

Instantáneamente reconocimos la voz... aún así esperábamos un milagro... Melen se giró apartándose de mí y cuando lo hizo yo pude ver, ambos descubrimos entonces a esa persona... Melendi exclamó abochornado

- ¡Hostias...! Alejandro..."

Yo sinceramente sentí vergüenza pero... pero es que Melen se quedó blanco...

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