Sentí el calor de la tienda al instante. Le di la espalda a Abigor para dejar que la gota de cera de mi anillo caiga en una vela.
—Quiero estar con Eligos esta noche, deseo conocer al demonio, al duque del infierno —llevé mis manos a mi espalda para desabrochar los botones que unían mi vestido.
—No creo que sea oportuno en tu estado —había algo en su voz, algo intenso y tensionaste. Él lo ansiaba tanto como yo.
—Estaré completamente bien —me deshice del ultimo botón, una V formada por mi vestido dejaba expuesta mi desnuda espalda—, confió en ti.
—Es el ángel con el que has compartido el lecho estos meses. No con Eligos. Te aseguro que él no es tan dulce.
—¿Me amas? —miré sobre mi hombro como lo desconcertaba la pregunta.
—De la forma más sincera.
—Le pregunté a Eligos, no al ángel.
—Abigor, Eligos, Azieel; cada uno te ama más que el anterior —mi piel se erizo por su cercanía y ansiaba su contacto—, enamoraste de forma irremediable al ángel y al demonio —corrientes eléctricas recorrieron mi cuerpo por el descenso de sus dedos por mi columna.
—Ya el ángel me demostró la intensidad de su amor, ¿Eligos podría hacerlo también? —la excitación hacía que algo se atorara en mi garganta haciéndome hablar con voz ronca y cargada de deseo.
—¿Segura? El demonio es mucho más salvaje —la manera en que lo dijo lo hizo sonar como una amenaza, excitándome aún más—, él es egoísta y avaricioso, querrá tomarlo todo.
—Que tome lo suyo entonces. Yo estoy dispuesta a entregarle todo lo que deseé —dejé caer mi vestido quedando completamente desnuda, con solo la preciosa diadema adornando mi cabello.
En un movimiento violento me pego a su cuerpo, su mano alrededor de mi cuello obligándome a dejarlo expuesto a sus labios. Su otra mano hace un descenso por todo mi cuerpo derritiéndome por su caricia.
—Es mi venganza por pedirme que te mordiera —dije con la respiración alterada.
—No tienes ni idea de lo que me causas, Caterina —gruñe ante mi excitación.
—Te equivocas, lo sé. Lo experimenté contigo y fue la mejor sensación que tuve la dicha de aprecias en mil años, nada se compara con estar entre tus brazos y al mismo tiempo ver a través de tus ojos milenos de historia, tu vida—cerré mis ojos extasiada por presencia.
—¿Quieres saber algo? Sí, sabía que estaríamos juntos, soñé justo con este momento.
Su calor se incrementó tan exquisitamente penetrando hasta lo más profundo de mis células. Durante la intimidad su calor era tan cálido y acogedor, era como estar bajo una gruesa manta que te protegía del cruel invierno, ¿ahora? Era tan increíblemente ardiente, quemaba mi piel de una forma deliciosa, me extasiaba su mero toque. Mi sangre se convertía en lava atravesando todo mi cuerpo. Continuó hablando sin dejar la atención que su manos y boca tenían sobre mí.
—Vi tu hermoso vientre abultado y supe al instante que debías tener a mi hijo dentro de ti, también me di cuenta de lo feliz que eras entre mis brazos, me amabas, me amas. Eso me enloquecía, me jure que no permitiría que otro ocupara el lugar que estaba destinado a tener. Te hice mucho daño y lamento tanto hacerte sufrir —su aliento rozó mi oído haciéndome perder en el remolino de sensaciones que me propinaba—, pero no me arrepiento. Soy un ser despreciable, terriblemente egoísta, que solo piensa en sí mismo y no podría permitirse perderte.
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Vía al Infierno °SIN EDITAR°
ParanormalSEGUNDA PARTE DE LA ORIGINAL. Renacida y con mas impedimentos para seguir su vida. Ahora Caterina tendrá que enfrentarse a todo aquel que se interponga entre ella y salvar a su hijo, la señora y creadora de la raza vampira hará cualquier cosa con ta...