SOLO TU

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El fuerte retumbar de la música me sobresalto al principio seguido del calor sobrecogedor del lugar.

-¿Omnia? ¿Es enserio? ¿Nos trajiste a solo unos cuantos metros de donde esta Luzbel? - los gritos de Mexandre se escucharon unos niveles por encima de la música.

Nos encontrábamos al fondo del lugar donde la música no era tan ensordecedora, pero no bajaba de un volumen elevado. El calor de los cuerpos fue un gran contraste con el frió del exterior.

-son demasiadas almas en un mismo lugar, le perderemos el rastro fácilmente. Es una buena estrategia para confundirlo - respondió por mi Abigor - él no nos creerá tan estúpidos como para estar a unos pasos de su alcance. Pero estoy seguro de que si nos movemos de aquí utilizando nuestro poder rastreara la energía de Caterina y nos atrapara.

-hemos jugado a esto de ir de un lado a otro, algo me dice que no es eso lo que le permitió saber nuestra ubicación, ¿Cómo es que dio con nosotros entonces?

-Mexandre está ligado a él, a pesar de haber conseguido anular su unión, con la carga de tu poder lo puso en su radar.

-¿Por qué no dejaron que me llevara con él? - seguro era una pregunta que rondaba la cabeza Mexandre - merecía sufrir, o eso dijiste, no tu protección.

-¿Por qué debería complacerlo de nuevo? Me rendí ante él una vez, no le ayudare de nuevo - me encogí de hombros esperando que creyera mi indiferencia - el creador nos doto de libertad, quien soy yo para arrebatarla cuando no tengo derecho alguno - murmure en apenas un hilo de voz tratando que esta no se quebrara - no te obligare a acompañarme devuelta al lugar del cual luchaste tan duro por salir - me di la vuelta no dispuesta a consentir que me viera llorar. Azieel me consoló permitiendo que llorara sobre su hombro.

-vete - la voz de mi esposo estaba ronca cuando hablo.

-lo siento...

Fue lo único que dijo antes de irse. Mis sollozos fueron más fuertes en respuesta de la desesperación que sentía en aquel momento. La única esperanza que tenia de salvar a mi hijo se iba con aquel ángel caído. Yo había permitió que se fuera.

-lo lamento - lo abrace más fuerte pensando que él también se iría en cualquier momento.

-no comprendo el por qué. Tú no tienes la culpa, mi ángel.

-Aiton morirá porque no soy suficiente para él. No puedo dar vida. Nos ilusiones a ambos para nada - acariciaba mi abultada barriga, centre mi oído en los latidos de mi bebe sabiendo que pronto dejaría de sentirlos. De nuevo volvía a perder a mi hijo, volvería a sentir ese desgarrador dolor que destrozaba el alma y te deja secuelas. Nunca se olvida la pérdida de un hijo, en siglos de existencia mi dolor por Sofía y por él bebe que tendría con Tristán jamás me ha abandonado, aun siento la presencia de esos vacíos dentro de mí. Aiton no será diferente - deseo regresar a casa. Me gustaría engañar a mi mente por los meses que le queden de vida y creer que todo está bien, quiero imaginarme como seria verlo dar sus primeros pasos, oírlo pronunciar papá y mamá, que tú le enseñaras a cabalgar...

-tal vez encuentre una manera en que alguna de aquellas cosas que mencionaste se cumplan - Abigor toma mi rostro entre sus manos y con los pulgares limpiaba mis lágrimas.

-¿De qué hablas? - lo mire esperando que explicara sus palabras.

-un poco de mi energía los mantiene estables a ambos por unos días, quizás si utilizamos toda él pueda vivir.

-no - rugí enfada por su propuesta - ni se te ocurra ponerme a escoger entre los dos.

-no te estoy pidiendo que escojas entre nuestro hijo y yo. A ti no te pasaría nada, si lo hacemos de la manera correcta podrías vivir para criar a Aiton - por su mejilla una lagrima se deslizo, se la borro a mitad de camino y fingió una sonrisa.

Vía al Infierno °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora