CAZADA

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No habíamos caminado mucho, no en nuestra situación actual. Me encontraba más lucida que antes pero el persistente malestar era sobrecogedor, y Esther no estaba mucho mejor.

-¿Como llegaste a la zona pura la primera vez? - pregunto después de un rato.

-este sitio no es para los vivos y de alguna forma en esa época no había muerto. No sé cómo ocurrió. Solo sé que aparecí en algún lugar sintiéndome de miseria. Por lo que se, es una respuesta de mi cuerpo por la diferencia de atmosfera persistente en el aire. No me di cuenta como me había llevado a la zona pura hasta que ya estuve ahí. Fue solo cuestión de cerrar tus ojos y dejarte llevar.

-te das cuenta de que pudo haber sido un demonio ¿Cierto? Estuviste a merced de cualquiera pero no sucedió.

-cuando bebí de la sangre de Abigor pude ver ciertas visiones que tuvo y una de ellas fue mi descenso al infierno. Él me rescato antes de que cualquiera con malas intenciones llegara a mí.

Antes de decir algo más escuchamos el llanto de una mujer que venía en dirección nuestra con el rostro rasguñado y su vestido del siglo XVI destrozado. No sabía que tan mala debió ser tu historia, pero mi cabeza no estaba para sus sollozos haciendo eco. Cuando quise decir algo me di cuenta de que no la habíamos escuchado venir, había aparecido de la nada a unos metros de distancia.

-debe ser una condenada, podríamos pedir su ayuda - apunto Esther caminado con paso inestable hacia ella. No me quede atrás sin saber que tan cierta era su suposición - disculpe, podría...

Alrededor de sus ojos sobresalieron venas negras, su piel palideció drásticamente, sus ojos fueron dos pozos negros sin profundidad, de los rasguños de su cara y cuello broto alguna extraña sustancia babosa de color celeste; su boca, por otra parte, fue tan aterradora como la película de la momia, se expandió hasta el punto de casi llegar a nivel de los pechos; seria gracioso el susto que obtuvo Esther si yo no estuviera en la misma situación, pero tan rápido como se transformó volvió a la normalidad, o tan común como se espera en una criatura del infierno. Formo un pequeño puchero como de niña y rompió a llorar de nuevo para volver a continuar su camino.

-esperaba un poco más de violencia, no una mujer en sus días - renegó Esther tratando de retomar su compostura.

-este debe de ser el camino de las penas. El castigo de estas almas es la soledad, sus sentidos son distorsionados para que vean ciertas cosas. Posiblemente la mujer creyó que éramos alguno de sus verdugos que vino a torturarla. Cada cierto tiempo las almas son liberadas de sus torturas para darle este "respiro" cuando en realidad es otro tipo de tortura, esta es mental. Por lo que se, estas descienden a la tierra por este camino para molestar a los vivos.

-interesante.

Nos quedamos mirando a la mujer desaparecer en el infinito túnel. Al parecer el susto disipo el malestar, aunque no del todo, este continuaba sin ansias de irse a ningún lado.

-Caterina - escuche que pronunciaban mi nombre, busque alarmada el lugar de donde provenía el llamado, pero no vi a nadie más - debes irte - me advirtió aquella voz familiar.

-¿Quién eres? - pregunte a la nada.

-deberás salir de ahí o de lo contrario te arrepentirás.

-¿Qué pasa? - era Esther quien hablo ahora.

-no lo sé, pero creo que hay que irnos de aquí.

Sin ningún cuestionamiento de su parte comenzamos a correr tan rápido como podíamos. No parar de preguntarme porque esa voz no paraba de indicarme que hacer para ayudarme. Y algo me decía que me había apoyado más veces de las que tenía conocimiento, no podía pasar desapercibido el recuerdo que llego a mi mente para completar el rompecabezas, tan vivido como si estuviera ahí. Había creído que se debía a la presencia de mi hermano, pero no creo que hubiera sido suficiente.

Vía al Infierno °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora