Vía al Infierno °SIN EDITAR°

BAJO LAS ESTRELLAS

Deje de escuchar todo el alboroto de la fiesta para encontrarme en la absoluta paz. El leve peso de Azieel sobre mí me acogió sobre el frio ambiente. Debajo de mi todo era tan inestable, la arena se deslizaba a mi alrededor por mi propio peso.

Abrí por fin mis ojos para encontrarme un hermoso cielo estrellado enmarcando el rostro de mi marido, que estaba tan confundido como yo.

-¿Dónde estamos? - pregunto al ver la nada a nuestro alrededor. Estábamos rodeados de nada más que arena.

-pues no lo sé. Dime tu - responde sarcástica - eres tú el que tiene el poder de llevarnos de un lado a otro en un pestañeo.

-no fui yo. O al menos no de forma consiente.

-como tú digas. Ahora, ¿Puedes bajarte de encima de mí? - lo empuje a un lado antes de que lo hiciera por su mismo.

-¿De qué te indignas si debería ser yo el molesto aquí?

-casi nos costaste la vida. Sabías que la atmosfera del salón tenia droga en el aire, aun así no hiciste nada más que regocijarte juntos esas zorras.

-discúlpame por no poder salir de ese lugar. Debí intentar inútilmente forzar las cerraduras hechizada.

-pues Lilith me rescato de Luzbel mientras tu disfrutabas de la fiesta.

-lo comprendo, soy un maldito infeliz que te dejo a tu suerte para estar en compañía de sucubos. Pero, ¿Que eres tú? Me engañaste.

-jamás te engañe, Abigor. Solo no creí que debías saber la verdad.

-gracias, amor. Que considerada. Fue muy correcto de tu parte perder el tiempo de esa manera cuando pudimos invertirlo en salvar a nuestro hijo.

-¿Acaso no entiendes que lo hice por ti? Luchabas contra los aliados de Ilora, habías pasado por mucho por mi culpa. Esperaba que no te preocupara por esto, yo me haría cargo.

-esto no se trataba de ti o de mí, era acerca de Aiton. De mi hijo - gruño furioso - también tengo derecho sobre su vida y sobre todo sobre la mía. No debiste escoger por mí.

-no se trataba sobre gobernar en tu vida. Cúlpame por ser una mentirosa víbora pero no te olvides que lo hice porque quise evitarte todo ese dolor.

-te lo aguantaste tu sola. Dime, ¿Cuantas veces lloraste por miedo fracasar? Me tenías a mí pero preferiste guardaste la verdad acerca de nuestro hijo.

-Azieel - intente tomarle de la mano pero la aparto antes de que la pudiera tomar - sé que me debes estar odiando en este momento...

-no te odio. Lastimosamente aun te amo y esta estúpida unión se mantendrá por toda la eternidad por lo que estoy condenado a estar a tu lado. No te odio, eso no quiere decir que no me defraudaste - rió sin ganas a modo de burla - después de entregarme a ti en todas las formas posible, tú me ocultaste el hecho que mi hijo podría morir.

Quería decirle algo. Esperaba que comprendiera mis razones y me perdonara. La culpa enfriaba mi cuerpo más que el frio exterior. Me costó mucho guardar silencio sabiendo que lo había decepcionado y seguro debía pensar que lo traicione. Tan solo observe como miraba las constelaciones con la tristeza reflejada en sus rasgos.

-tenemos que regresar con los demás - hablo después delo que se pareció una eternidad. Se levantó sin siquiera darme una mirada, tuve que pararme por mi cuenta - deberíamos guiarnos por esa estrella – señalo a Sirio, la estrella más brillante en el firmamento.

-¿Por qué no simplemente vuelve a hacer ese truquito de aparecer de un lado a otro y regresamos a casa? - esa última palabra fue una trampa, la cual no había caído.