CONDENADA

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Un leve cosquilleo en mi cuello me despertó, quise quitármelo de encima moviendo el hombro, pero este, insistente, continuaba con su tarea de no dejarme dormir. Resignada abrí mis ojos algo desorientada. Me di cuenta que algo no estaba bien, todo se sentía tan fuera de lugar. Es como si no debiera estar ahí. La ostentosa habitación nunca me había parecido fuera de lo normal como ahora. Pase la mayor parte de mi vida aquí con Ettore y ahora con mi esposo. No debía experimentar ese sentimiento de inconformidad.

-feliz cumpleaños, amor.

Vi esos preciosos ojos expresarme todo el amor que sentía por mí. No pude evitar sonreír por la suavidad de sus caricias.

-buenos días, Dominic – sonreí cuando sus labios buscaron los míos con insistencia.

Fuimos interrumpidos por las dos risitas infantiles y un autoritario shh que provenían de detrás de la puerta. Me contuve de reír por la maldición que había espetado mi esposo.

-ya pueden entrar – dijo acomodándose en la cama.

-les dije que no hicieran ruido – reprendió Sofia a sus dos hermanos menores, evidentemente enfadada por ser descubiertos, pero los dos gemelos no prestaron mayor atención a su hermana y treparon a la cama para desearme feliz cumpleaños. A mi hija mayor se le paso el enfado y también me dio un fuerte abrazo.

Victoriano y Marcus poseían unos increíbles ojos turquesa tan llamativos como los de su padre, al igual que su tono de piel y la mayoría de los rasgos, tan solo poseían mi cabellera cobriza igual que hermanastra. No existían chicos mas preciosos en todo el imperio y menos con el mismo encanto de Dominic. Tenían esa sonrisa coqueta que de seguro harían derretir a todas las chicas. Con tan solo 7 años tenían un ingenio asombroso y curiosidad por el mundo que los rodeaba para nada acordes con niños de su edad. Podrías tener una conversación amena con ellos. Aun que detrás de tanta lindura se escondían unos traviesos niños demasiado astutos.

-queríamos ver si estabas dormida para poder preparar tu sorpresa. Pero ellos lo arruinaron como siempre – Sofia les hizo una mueca de desagrado a lo que ellos respondieron sacándole la lengua.

Habían pasado 10 años desde la muerte de su padre y a pesar del cambio había logrado adecuarse al cambio que significaba Dominic para mí. Aún seguía sin quitarme de la cabeza el hecho que será la esposa del heredero de Roma sin importar los inútiles intentos por librarla de la idea loca de Claudio por unir a nuestra familia para honrar el recuerdo de Ettore. De igual forma sabia que la belleza de Sofia había cautivado y enamorado a Nerón. Confiaba en que ella sabría llevar la carga de lo que seria su nuevo deber como futura emperatriz.

-su madre se preparará para su día, así que déjenla que lo haga con calma. Ademas de que podrán terminar su sorpresa.

-ya oyeron a su padre. Vámonos – su hermana mayor los condujo fuera de la habitación.

-sabes que podrías hacerte la enferma si quisieras y quedarnos en la cama todo el día – dijo mi esposo tan pronto como estuvimos solos.

-no quiero arruinar la sorpresa de los niños.

-puedes verla mañana – insistió.

-es bastante tentador, pero muchos vinieron desde muy lejos para arruinar su viaje.

De nuevos sus brazos estuvieron rodeándome atrayéndome a su calor, sus labios consumiendo los míos en un intenso beso. A pesar de que me obligue a no sentir esa incomodidad por su cercanía, esta no se iba. Era lo mismo que con todo lo que me rodea. Era como si no perteneciera ahí. Preferí pensar que se debía a un año más de vida, alguna crisis por la edad. Cerré mis ojos con fuerza forzándome en disfrutar del momento y no arruinarlo con tonterías.

Vía al Infierno °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora