Por primera vez me percate de la preciosa estancia en la que me encontraba. El más brillante mármol relucía en el piso, obras de arte dormían en las paredes color ámbar, las plantas exóticas le brindaban al lugar un aire naturas entre tanto lujo; me fije, también, que había varias piezas historicas esparcidas por toda la habitación.
-me es familiar esa magia - Saint habla con recelo.
-es la misma esencia que expedía Tristán, Ettore, David y mi madre. Tú fuiste quien los regreso de la muerte - no era, en lo absoluto, una pregunta. Eleve mi mentón para no permitirme mostrar debilidad.
-debo reconocer que no lo hice solo. El brujo de Báthory me estaba ayudando desde el otro lado.
Su rostro cuadrado tenía unos ángulos marcados que le daban un aspecto de ser de mármol, cejas pobladas resaltaba sobre unos ojos tan verdes como un bosque, pecas sobresalían sobre unos tonos bronceada, labios delgados de un color rosa, su cabello de un dorado demasiado oscuro estaba perfectamente acomodado; fácilmente podría pasar por un modelo de revista con su atractivo y su escultural figura. Tenía una ropa veraniega de colores claros que le hacían verle acorde con el ambiente del desierto.
-¿A cambio de que lo hiciste? - interroga Sebastián.
-inmunidad para mi alma. Con un simple hechizo de anclaje ate mi cuerpo a un objeto eterno que me permite mantenerme joven y vivir por siglos, pero al igual que ustedes, mi inmortalidad no es completa por lo que puedo morir. Aun que, no con cualquier cosa ¿Que puedo decir? La inmortalidad posee sus fallos cuando otro te la otorga - reí de su propio chiste sin ser seguido por nadie - Ilora me otorgaría la libertad para no depender del objeto que utilizo para canalizar mi energía, sin embargo, si moría mi alma no iría al infierno.
-no estaba en su poder elegir sobre las almas - asegura Abigor - seguro te engaño para tenerte de su lado.
-no soy estúpido, Eligos. Jamás realizo un pacto sin estar completamente seguro de los resultados de este - fija su atención a mi esposo con un visible reto en la mirada - Ilora era un ángel de la muerte. Por eso Luzbel la tomo como suya, ella tenía poder sobre los guardianes de las puertas. Ni siquiera con su caída desapareció su control sobre los seres que deciden quien entra en el infierno y quién no.
-¿Qué pasa con los guardianes ahora? ¿No se suponía que había designado esa tarea a los humanos después de la caída de los ángeles encargados de proteger la puerta? - cuestiono sin poder confiar en el sujeto que tengo al frente.
-un ángel de la muerte no es exactamente un ángel, querida. Ellos beben ser criaturas neutrales, ni ángeles ni demonios. Por lo que fue todo un caos cuando Ilora traiciono al creador para unirse a las fuerzas oscuras. Nadie lo creía posible porque ella no debía tener simpatía por ningún bando. La muerte debe ser todo y al mismo tiempo nada. Debe representar un equilibrio como el resto de la naturaleza. La muerte no existe si no hay vida - explica Axel - estos guardianes no son de lado bueno. Son criaturas creadas por Luzbel para proteger su reino de tinieblas e impedir la entrada de visitas celestiales. Por lo que se jamás logro obtener un control completo sobre esas cosas. Pero cuando una mala angelita ingreso a sus aposentos le demostró la manera en la podía ejercer tu voluntad sobre esas criaturas.
-fueron sus creaciones, ¿Se supone que debían obedecerle? - interviene Esther.
-él no puede fabricar nada desde cero. Necesita de un poder que no posee para lograrlo, por lo que se ve en la tarea de robarle al creador sus empleados y configurarlos de tal modo que pueda manejarlos a su antojo - espeta Lilith mostrando su desprecio al respecto.
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Vía al Infierno °SIN EDITAR°
ParanormalSEGUNDA PARTE DE LA ORIGINAL. Renacida y con mas impedimentos para seguir su vida. Ahora Caterina tendrá que enfrentarse a todo aquel que se interponga entre ella y salvar a su hijo, la señora y creadora de la raza vampira hará cualquier cosa con ta...