Vía al Infierno °SIN EDITAR°

EL BARQUERO

Eso fue mucho peor que enterarme de su infidelidad. Esperaba que la espada los atravesara por mentiroso, pero, al contrario, las ataduras que lo mantenían prisionero a la silla desparecieron. Me había quedado sin palabras, fue muy doloroso y sorpresivo, no me lo esperaba. Lleve mi mano a mi boca sin poder créemelo.

-¿Qué quiere decir con que mi hijo no está muerto?

-la misión de Ágata no era realizarte un aborto. No puede hacerlo, no importaba que no fuera mío, era una parte de ti. La bruja solo tenía que ponerlo en una especie de burbuja para después buscar la madre que lo llevaría en el vientre y lo criaría como suyo.

-¿A quién? ¡¿A QUIEN MIERDA LE DISTE MI HIJO?!

-al final Tristán pudo criar a su adorado hijo con la original, solo que nunca lo supo.

No sabía si reír, llorar o gritar; mi hijo vivió, pero no puede criarlo, no escuche sus primeras palabras, ni tampoco vi como daba sus primeros pasos. De nuevo ella había tomado algo mío y lo hizo suyo sin proponérselo. Sé que debía estar feliz, mi mayor error jamás existió, pero no podía sentir más que un vacío en el pecho. Apenas logre percibir la despedida del verdugo.

-dos infidelidades, dos intentos de asesinato, amores inimaginables y engaños por doquier - comento Lilith mas emocionada de lo más normal - no estamos tan mal - la mayoría le dedico severas miradas para que cerrara la boca, pero ella prefirió ignorarlas - esto es solo una novela mexicana al lado de los líos que se arman donde yo vivo. Eso sí es drama.

-no creo que sea el momento más oportuno Lilith - aseguro Saint.

-cuando salgamos del túnel tendremos que embarcar en el mar del silencio para llegar a la isla de los halagos - informaba Mexandre para cambiar de tema.

El resto del camino lo recorrimos en silencio, nadie se atrevió a romperlo. Solo me fijaba en las antorchas con el mismo fuego verde que iluminaba al celador, al igual que el resto de las paredes estaban hechos de hueso. Se encendían cada vez que nos acercábamos a unos cuantos menos, pero se apagaban a nuestro paso limitando nuestra visión desde todos los ángulos hasta donde su brillo permitía. Al parecer los únicos que había resultados beneficiados de la sección de confesiones fueron los brujos. Lilith ocultaba su vergüenza por lo de Miguel en kilos de seguridad falsa. El resto de nosotros evitábamos entrar en contacto de algún tipo con los demás. La atmosfera esta tan tensa y estaba segura de que no se debía a estar en el infierno.

Habíamos logrado llegar a la salida del túnel para encontrarnos con un extenso mar de agua turbias y oscuras, una niebla helada dominaba el ambiente, el cielo era similar al de cualquier noche en la tierra con la excepción de que no había nada más un punto de luz que simulaba la luna, de esta se derrababa agua como si compartiera el llanto que resonaba por el lugar.

-todas las almas olvidadas están condenadas a habitar aquí - empezó explicando Lilith, que era la única que no estaba lo suficientemente mal para no abstenerse de hablar - la agresividad de las aguas son debidas a los intentos por salir de los condenados. Son personas quienes no tuvieron una digna sepultura en la tierra de los vivos, como era correcto en cualquier cultura. Nunca se les reconoció como personas, hay desde esclavos hasta náufragos. Ninguno digno del reino de los cielos y no lo suficientemente crueles para sufrir en lo más profundo del infierno. Aquí también yacen las almas de quienes se negaron a sí mismos al arrebatarse la vida cuando no tenían ningún derecho.

-a unos cuantos kilómetros se encuentra un pequeño bote con remos que nos llevara a la isla de los halagos donde descenderemos más profundo en el reino de las tinieblas de Luzbel - Mexandre examinan su pecho desnudo para asegurarse de estar en lo correcto.