Había conocido caso de chicas que fueron abusadas y quedaban con un permanente odio hacia si mismas, incluso hombres podían padecer de este sufrimiento. Yo lo había vivido. Perder ese control sobre ti misma te lleva a caer en una espiral de depresión, de asco a lo que fue ultrajado. Pero deseaba creer que nuestro contacto seria externo, estaba segura de que podía lidiar con sus manos sobre mi cuerpo, él llenándome, sus labios forzando los míos... no creí que traspasaríamos ese límite inhumano en donde me vería obligada a exponer todo mi interior, mis recuerdos, sueños, deseos, sentimientos; todo lo que me hace ser yo. No podía existir sensación más placentera que entregarte a la persona en quien confías, pero cuando otras llegan y remplaza esa experiencia por una aterradora, está la camufla por completo, solo recordaras lo malo. Dentro de mi quedo una marca eterna que no creo poder borrar, aun cuando lo intente.
De nuevo me demostraba que había vencido sobre mí.
Un sonido de queja salió de mi garganta como protesta por el intruso invadiendo mi cabeza. Inconscientemente, intentaba construir barreras para impedir que siguiera husmeando, pero él las rompía todas sin mucha dificultad. Mis uñas se clavaban en su blazer tratando de apartarlo sin muchos resultados. Su mano enredada en mi cabello reducía mi campo de movimiento, su otra mano en mi cintura para mantenerme más cerca.
Quise dejar de existir en el momento en que termino. Lleve mi mano al lugar donde sus colmillos trasladaron mi piel para perturbar mi mente. Una avalancha de emociones se arremolino en mi pecho y exploto en un deplorable acto de desprecio hacia mí. Llore, llore como nunca lo había hecho. Necesitaba tanto sacar esas sensaciones que carcomían mi interior. Mis hombros se encogieron, mi espalda se dobló hacia adelante; me encogí en un mar de auto-tortura.
-es una pena, no esperaba tener que llegar a esta medida para que te entregaran a mí. Pensaba que algún día tu misma te ofrecerías, pero me di cuenta de que ese día es lejano y no podre esperar más. Tampoco podía desaprovechar la oportunidad de ejercer algún control sobre ti con los tuyos. Confió en que en algún momento comprendas lo que hice.
-gracias a ti me di cuenta de que nunca había odiado a nadie en todos mis años – lentamente me enderece en mi asiento mirando a la nada – el odio que siento ahora por ti no se comparar con nada existido – temblaba por la ira, mis manos se retorsión formando y deformando puños. Hizo el intento de decir algo más, pero interrumpí – ahora libéralos. Ese era nuestro trato – la vergüenza me impedía mirarlos. No podía ver sus caras de horror. Los quería lejos y a salvo.
-nuestro trato, querida – se puso en pie abrochando el boto de su chaqueta negra – era que los devolvería a la tierra de los vivos – sin esperarme se dispuso a irse – por lo que a mí respecta, sus cadáveres en lindas tumbas serán la manera perfecta de cumplir mi parte.
-¿Qué? – estaba realmente desconcertada. Creí que había entendido mal, o al menos eso quise creerlo.
-nuestro acuerdo consistía en enviarlos a la superficie. jamás aclaramos que parte de ellos – su sonrisa demoniaca sobresalió reluciente sobre su hombro – en lo que a mi consiente puedo enviar sus cascarones vacíos mientras su parte insustancial permanecerá como salvaguardas sobre ti.
-¡ESO NO ERA LO PACTADO! – el familiar dolor en la mejilla me dio a entender que me estaba me descontrolando y eso significaba perderme el control sobre la bestia – se suponía que no había engaños.
-tu misma lo dijiste, soy el rey de ellos.
La más pura cólera se apodero de mí y no fue la droga la que tomó posesión de mis actos la que me hizo propinarle un golpe tan fuerte como para lanzarlo contra una columna.
ESTÁS LEYENDO
Vía al Infierno °SIN EDITAR°
ParanormalSEGUNDA PARTE DE LA ORIGINAL. Renacida y con mas impedimentos para seguir su vida. Ahora Caterina tendrá que enfrentarse a todo aquel que se interponga entre ella y salvar a su hijo, la señora y creadora de la raza vampira hará cualquier cosa con ta...