BIENVENIDOS AL INFIERNO

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Sobre la pared había grabado una especie de laberinto circular que a simple vista parecía sencillo, pero si te concentrabas  te dabas cuanta que no tenía salida alguna. Sobre este había unos jeroglíficos en un dialecto desconocido para mí. Le hice una señal a Julieta para que me entregara el precioso escarabajo con lomo de lo que parecía un rubí se lo entregue a mi esposo para que él lo encajara en la ranura del centro, pero solo causo que se tornara negro de repente. Una especie de bruma purpura se filtró por las líneas del laberinto y cubrió a Eligos casi por completo. Me alarmé al instante y quise llegar a él cuando comencé a escuchar sonido de asfixia de su parte, ambos hermanos fueron veloces al tomarme de los brazos para impediente dar un paso en su rescate.

-Eligos es un demonio, la gema no reconoce su parte celestial - dice Lilith a modo de respuesta tan alerta como el resto.

-¡LO ESTA MATANDO! - grite eufórica - ¡TENEMOS QUE HACER ALGO PARA SALVARLO!

-por lo que se, solo un ángel puede abrir la puerta. Solo así lo liberaran.

-suéltenme - me removí aún más inquita - quizás mi parte pura sirva.

-no podemos arriesgarnos - asegura mi hermana.

-¿Acaso se te ocurre otra cosa?

Su silencio fue el permiso que les dio a los hermanos para que me liberaran. Recorte la distancia que me separaba de la rara gema y a ciegas, entre el humo, tantee hasta empujarla hacia atrás. La bruma retrocediendo hasta volver al lugar de donde vino dejando a Abigor de rodillas tratando de recurarse del ataque sorpresa que le sobresalto.

-¿Te encuentras bien? - llegue a su lado tratando de buscar alguna herida.

-si - torpemente intenta levantarse, pero al ver cuánto le costaba intente ayudarlo, pero me rechaso el muy testarudo - estoy bien - afirmo - solo un poco mareado.

-dile eso a tu palidez - contrataque.

-miren eso - asombrado Axel señala a la pared detrás de mí.

Me di la vuelta para encontrarme de caras con los bloques que pertenecían al laberinto volando a unos metros del suelo como si flotaran sobre el agua pero en vertical. Estiré mi mano y le di un ligero empujón una de las piezas frente a mí, esta solo retrocedió un poco antes de retomar su posición inicial.

-ahora tenemos que hacer que las piezas encajen - dice con completa normalidad la sucumbo ganándose mirada de parte de todos. Como respuesta solo se encogió de hombros -en los recuerdos de Eligos no había nada. Aparecer después de ordenar las piezas estas forman un nuevo patrón para que no se pueda memorizar.

-creo que lo mejor será que solo Caterina mueva los bloques - comenta Saint después de un momento.

-ok. Entonces - inicia Dominic señalando dos piezas - creo que estas dos van juntas.

-claro que no - se interpone Julieta - esta pieza tiene que ir con esta.

Los demás comienzan a intervenir en su discusión volviéndola más grande. Aun así, no preste atención a lo que decían, tan solo me fije en el laberinto y en lo familiar que me parecía. Trate de recordar porque sentía esa vaga sensación de haber visto antes, pero me era difícil. Me empezaba a frustrar el hecho de que estaba segura de que por alguna razón sabia como se supone debía estar. Revolqué mis ideas tratando solucionar este enigma.

Hasta que por fin lo recordé. Recordé tan vívidamente como si estuviera pasando en verdad en ese mismo momento.

Recordaba el sol, la brillante puesta de sol, las risas de mis hermanos por alguna broma, la brisa del mar a nuestros pies, la preciosa vista, la felicidad del momento... Como esta se arruino con un siseo por lo bajo. David, Julieta y yo estábamos sentados a unos menos del acantilado, nos habíamos escapado del dolor que aun sumía a mamá después de un año de la muerte de nuestro padre. Aun podía sentir el sabor de los frutos que nuestro hermano mayor había conseguido para nosotros.

Vía al Infierno °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora