37. Momento inoportuno

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Beso de manera ferviente a mi novia, como si no hubiera un mañana y me apresuro a quitarle la ropa. Aunque ella tampoco se queda atrás.

—Esto me recuerda a los viejos tiempos, cuando nos escapabamos de la escuela —me saca la chaqueta y rápidamente me desabrocha la camisa —. Sólo que aquí, si nos atrapan estaremos perdidos, quizás deberíamos...

—No hay tiempo —la subo sobre la tapa del piano y acaricio sus piernas —¿No te apasiona lo prohibido?

—Mucho —me besa —. Me enciende.

—A mí lo que me encienden son tus medias largas —paso mi dedo hasta llegar hasta sus bragas —. Voy a echar fuego viendo esta ropa interior caer.

—¿Y qué esperas? —se muerde el labio inferior.

—Nada en absoluto, sólo estoy guardando este momento en mi memoria —la inclino, la observo detenidamente y agarro el preservativo que guarde con antelación antes de venir hasta aquí —. Voy a tocar una nueva nota musical —la acaricio y gime para mí mientras me preparo.

Adiós ropa interior.

Nos unimos en uno y el piano no es lo único que hace sonido en la sala de música. Rodea sus piernas en mi cintura y la beso con intensidad.

—Te extrañe —le digo.

—Y yo a ti —me besa también.

Rato después estamos tumbados en el suelo cubiertos con las cortinas que quitamos de las ventanas.

—Somos unos delincuentes —se ríe cubriéndose la cara, pero luego me abraza.

—Sí, creí que no haría más cosas raras después de la secundaria —apoyo mi brazo en su hombro y ella mantiene su cabeza en el mío —. Nos descubrirán si seguimos aquí —bostezo.

—Un ratito más, siento que vas a desaparecer.

—Vale, sólo un poco —le doy dos palmaditas en el hombro y bostezo otra vez.

Mis párpados se cierran un instante, no debo dormirme.

...

Abro los ojos ¡Mierda! Me quede dormido. Miro la ventana, veo la luna ¿Aun no es de mañana? Observo mi mano y sigue siendo la de un chico ¿pero por cuanto tiempo?

Lentamente saco mi brazo de la dormida Eliza y me levanto despacio sin despertarla. Voy a llamarla cuando de repente oigo las voces en mi cabeza y mi cuerpo empieza a doler.

No puede ser, nunca había cambiado despierto, se siente demasiado extraño.

Veo como mi novia está por despertar y me alejo. Mi cuerpo pesa, como si me hubiera enfermado de una enorme gripe a gran velocidad. Agarro mi ropa y una de las cortinas por si las dudas, mientras salgo del aula poniéndome el bóxer y lo mejor que puedo el pantalón.

No puedo avanzar mucho, me caigo en el pasillo, un dolor agudo a comenzado a crecer.

Noto la deformación de mi mano, es como si se achicará, me cubro la cara que ha comenzado a arder, todo mi organismo está cambiando, incluso mi cabello que comienza a aumentar. No puedo controlar lo que sucede, ni lo que hay a mi alrededor.

—¿Darren? —levanto la vista visualizando a Jovan —¿Darlene? —exclama sorprendido.

He completado mi transformación, en el momento más inoportuno.

Una chica serás #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora