Una chica serás #1

74. El cóctel de Xia

Al entrar a la casa, Aradia corre hasta mí y me agarra fuerte del brazo asustada.

—¿Y a ti qué te pasa?

—Ella... ella... —señala a Xia que viene caminando —¡Quiso besarme! —exclama alterada.

—Quería pedirte disculpas —se disculpa la pelirroja —. Fue un impulso, no deseaba asustarte.

—No corrompas a Aradia, ¿Dónde está Jovan? —miro para todas partes —Él hubiera interferido seguro.

—Se encuentra en el baño. Los amigos de Tarik me ayudaron —señala la inocente a los matones que saludan alegres —¡Gracias!

—¿Tienes un club de fans acaso? —levanto una ceja.

—¿Eh? No sé —exclama confundida —¿Qué quieres decir?

—Que a estos chicos les agradas —explica Xia y Aradia se esconde detrás de mí.

—¡Sálvame, sálvame!

—Pero ya te pedí disculpas —hace puchero la pelirroja.

—¿Qué sucede de aquí? —visualizo a Ace que abraza a Xia por detrás y apoya su cabeza en su hombro —¿Llegue tarde para la diversión? —ya se me erizo la piel.

—Tú nunca —ella revolotea las pestañas de manera coqueta.

—Antes de que empiecen a fornicar en esta sala, ¿Quién me hace una bebida? —habla Seyn luego de haberse mantenido callado durante toda la conversación. Sonríe —¿Xia?

—Genial, haré mi cóctel especial —va hasta la cocina meneando las caderas.

El rubio me mira y me concentro en escuchar su explicación, porque sigo sintiendo la mirada de Ace, que me sigue inquietando.

—Xia es la bartender del club, pídele cualquier bebida, ella las hace de maravilla.

—Encontre un deudor —cambia su visión el morocho, visualizando a Tarik que está en el sillón y camina sentándose a su lado —. Te va a salir caro.

—Yo no te debo nada ¡Dile algo Seyn! —se queja.

—¿Por qué me metes a mí? —levanta una ceja el nombrado.

—Armonía, armonía —repite Ace y apoya el brazo sobre el respaldo del sillón, le agarra el rostro al otro morocho acercándosele —. Entrar a propiedad ajena es carísimo, por eso. Pero tranquilo, eso se puede arreglar, no hay necesidad de ir a juicio, siempre y cuando puedas pagar.

—No tengo dinero... —Tarik retrocede.

—Hay muchas formas de pagar.

Se levanta rápido y corre hasta Seyn.

—Presiento que este me quiere violar.

El rubio se ríe.

—No, ese no viola a nadie, a menos que tú quieras.

—No te burles ¡Y ayúdame! —grita alterado —después de todo lo que hice por ti ¡No te quedes parado, por favor! —ruega.

Da lástima.

Bufo.

—No debería pero... —me acerco hasta Ace, olvidando mis miedos, y cruzo mis brazos —¿Cuanto te debe?

—Florecita, ¿Me vas a pagar tú? —exclama el adivino interesado en lo que pregunto.

Sonrío.

—Veremos.