124. La señal de la mariposa

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Tarik se da la vuelta al oír la voz de Ace y frunce el ceño mirándolo con odio.

—¿Tú qué haces aquí?

—Una mariposa vino a pedirme ayuda —sonríe el adivino, se acerca hasta dónde estoy y observa al infeliz que tengo encima —. Vas a tener que guardar eso —señala la entrepierna de Lon —porque si lo haces esta noche tu trasero se verá afectado.

—¿Qué quieres decir con eso? —el rostro del matón se vuelve pálido.

—Que conozco a alguien que le encantará atenderte, yo no lo hago porque no eres mi tipo.

Se sobresalta y se sale de sobre mí rápidamente.

—¡Aleja tu homosexualidad de mí! —exclama alarmado.

—Correción —se saca la chaqueta y me la pone —bisexualidad —agarra mi mano y me ayuda a levantarme —las mujeres también me encantan —besa mis nudillos lastimados.

—¡Esa mujer...! —grita Tarik.

—Es Darren Wein —lo interrumpe —. Lo sé.

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! —se desconcierta —¡¿Acaso sabés todo?! —se altera.

—Casi todo —se ríe —por cierto, tú me sigues debiendo dinero.

Se sobresalta.

—¡No es cierto! —se sonroja.

—Tengo todo anotado en mi libreta, nunca se me olvida ni un centavo. Además, aún no has terminado de limpiar el club.

—¡No molestes, no iré allí de nuevo! —se queja.

—Tranquilo, te llegará mi demanda muy pronto, no te preocupes.

—De... ¡¿Demanda?! —chilla —¡¡¿Me quieres volver pobre?!

¿Más de lo que ya es?

—Bueno, ya es hora de irnos —me mira sonriente el adivino, yo sigo paralizado así que simplemente asiento —. Bien.

—¡Nadie va a irse sin mi consentimiento!

—Tarik, cariño ¿De verdad quieres enfrentarte a la visión que todo lo ve? ¿Vas a exponerlos a ellos? Qué mal líder.

Presiona sus dientes.

—No puedes saber los de todos ¿o sí?

—Jav —levanta la vista el hombre cuando lo nombran —te echaron de tu casa cuando eras pequeño ¿Qué habrás hecho? —ladea la cabeza y él se sobresalta.

—¡¿Qué mierda?! —exclama nervioso el matón.

Ace observa al grandullón.

—Francisco ¿Todavía te arrepientes de haber abandonado a tu amante? —el grandote también se pone nervioso y el adivino saca varias cartas de su bolsillo —y Lon...

—¡Tarik, cállalo de una vez! —se queja el perverso.

—Va... Váyanse, rápido antes de que me arrepienta —mira hacia un costado irritado por la impotencia.

—Gracias, pequeño saltamontes —le tira un beso al aire.

—¡No me des un sobrenombre!

Ace lo ignora y me guía por el camino, yo sigo callado. Al salir del galpón un chófer abre la puerta de una limosina.

—Yo tengo que... —digo en voz baja confundido.

—Me dijeron que tengo que tener una conversación contigo, adelante —hace una señal para que entre.

—¿Quién?

—Tu amiga, la mariposa.

¿No era un delirio? ¿En serio habló con ese insecto?

Una chica serás #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora