capítulo 21

79 3 6
                                    

(ALERTA: Sexo entre hombres, si te incomoda puedes saltar directamente al capítulo 22).

(Si es que te gusta, puedes continuar...)

Luh besó con lentitud a Gona, mientras lo iba acostando sobre la cama, con una de sus manos tomo las dos de Gona. Mientras continuaban con el beso lento y apasionado.
Sólo escuchaban la respiración del otro, cerca de su rostro.
Una de las manos del mayor se dirigió por debajo de la camisa del menor, mientras le iba quitando la ropa.

Luh se quitó el saco azul marino, mientras el pelinegro se quitaba la camisa y la corbata al otro. Cada uno le quitó el pantalón al otro, nunca cortando la separación entre ellos.
Luh comenzó a tocar lento a Gona, desde su cuello hasta su pecho. Mientras Gona mantenía sus manos en el cuello y cintura de Luh. Seguían besándose.
Pero ahora el beso era más salvaje, el mayor apenas se contenía, Gona apenas podía mantener el paso, mientras Luh acariciaba cada rincón de Gona con rapidez y plenitud.

El mayor besaba el cuello del menor, mientras sus manos iban preparando el camino, acariciando por encima del bóxer a Gona. Bajó sus besos al pecho, sintiendo su carne, besándola. Gona lo sentía irresistible, y liberó un pequeño gemido. El gemido de Gona hizo endurecer más a Luh, que le dolía la presión que el Bóxer tenía en él. Mientras más bajaba, las respiraciones de Gona se volvían más grandes y cortadas.
Luh le quitó el bóxer y comenzó a acariciar el miembro de Gona lentamente. Observándolo.
Mientras lo acariciaba, veía como Gona estaba en éxtasis tratando de resistirse a los suaves toques de el mayor. Este le abrió las piernas a Gona, permitiéndole ver y tocar.

El mayor puso el miembro en su boca, lamiendo poco a poco, esa lentitud mataba al menor. Haciéndolo gemir más, pero tratando de callar sus sonidos eróticos. Utilizando la boca y su mano, masturbaba a Gona con rapidez matando a Gona, casi no pudiendo callarse. El menor tomó la cabeza del mayor, acariciándolo.

—¡Luh!, mhgn... Ahm, ah, ah, ohm... Ma-ás, rápido... Mngh.... –gemía con dificultad el pelinegro.

Luh obedeció y comenzó a hacerlo lo más rápido que podía, de un momento a otro...

—¡Luh, me vo-oy a venir! –apenas terminó de hablar y la boca del mayor se llenó de la esencia de su amado.

Este sin más, lo tragó. Haciendo preocupar a Gona. Luh se levantó y tomó uno de los condones en la mesita, se lo colocó con cuidado. Mientras también tomaba el lubricante y le ponía un poco en la entrada de Gona, que seguía tratando de respirar por el éxtasis. Lágrimas tenía en sus ojos, apenas de salir, su mano se fue a su frente, tocando lo caliente que estaba y cubriendo su mirada apenada.

—Cuidado, voy a entrar. –avisó el mayor, mientras colocaba las caderas del menor a la altura adecuada y posicionándose correctamente entre sus piernas.

Gona se tranquilizó y comenzó a respirar mientras Luh entraba lentamente. Sentía como la entrada de Gona le apretaba, estaba demasiado pequeño, pero se iba abriendo espacio de poco a poco.
No lo metió todo, pues vio una mueca de dolor de Gona.

—¿Estás bien? –preguntó precavido Luh.
—S-sí... Continúa...

El mayor obedeció y comenzó a dar estocadas firmes pero lentas, Gona se comenzaba a acostumbrar. El dolor se iba remplazando por placer, sentir a Luh dentro de él le hacia sentir... Uh, perfecto.
Cuando Gona comenzó a gemir de nuevo, Luh supo que debía ir más dentro, por lo que se metió entero. Los dos se detuvieron y temblaron un poco.
Pero el mayor luego continuó y dio estacadas más rápidas, haciendo gemir a Gona. Entonces comenzó a darle con toda la fuerza que tenía, todo lo que quería para Gona...
Lo tomaba con fuerza de las caderas para poder entrar bien y entrar hasta el fondo.

Unos minutos así, y se cansaron. Luh con decisión, le dijo a Gona:

—Gírate. –a Gona le sorprendió la seriedad de Luh.

Sin decir nada más, este de inmediato lo hizo. El mayor se encargó de acomodar un poco mejor a Gona, y de nuevo con las estocadas fuertes y firmes. En esa posición le hacía sentir extraño al menor.
Luh se comenzaba a cansar, por lo que respiró un poco y dio una última estocada, para finalmente correrse, dentro de Gona. Este líquido lo sentía extraño, era caliente, y viscoso. Además de estar lleno de él...
Luh estaba cansado y cayó rendido, pero Gona...
Este también se puso un condón e hizo lo mismo, se acomodó entre las piernas de Luh y comenzó a dar estocadas, pero no comenzó lento, este dio fuerte y profundo desde la primera. Haciendo que a Luh le doliera mucho, luego se fue acostumbrando se poco a poco. Pero le seguía doliendo.
A Gona le quedaban unas pocas estocadas y cayó encima de Luh. Cansado también.

Los dos llenos de la esencia del otro.

—Te quiero... –dijo Luh, mientras se iba durmiendo.
—Yo igual te quiero. –contestó Gona, mientras cerraba sus ojos también.

Terminaron dormidos, Gona encima del pecho del mayor.

Perdón Por Enamorarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora